18 agosto 2006

El chico que me mira...

Ahora mismo, en este mismo momento, toda mi piel huele a ti. Huele a tu voz y a ojos redondos.
Me acabo de convertir en aire que sólo aspira, que sólo sube. Porque ahora mismo te llevo como límite en mi límite del cuerpo.
Ahora te consumo para mi en mi propia copa, en mi propio suspiro sin que estés tú para decirme "basta", sin que tus manos puedan sancionar las mías. Y te absorvo en el tiempo adherido a la yema de mis dedos, allí donde tu espalda ha dejado huella, huella que tiene aroma y que habla con los sentidos.
Ahora mismo toda mi piel huele a ti, recuerda tu rastro y quiere ser la científica loca que experimente con tu olor, que sea capaz, tras noches en vela y matraces rotos, de embotellar este sutil perfume que adormece mis pupilas.
Ahora mismo se eleva y se difumina. Queda contaminado por mi piel, celosa del olfato, por el tiempo que parpadea y se extingue llevándo nuestro momento a la orilla de la memoria.

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