28 septiembre 2007
lección de español (I)
Tú, esperanza verde arena
Él huele a sándalo y mentira
Nosotros qué no hacemos con las manos
Vosotros primavera y lento olvido
Ellos esperan, esperan, esperan
24 septiembre 2007
el principito
20 septiembre 2007
Irene Nemirovski
http://es.wikipedia.org/wiki/Ir%C3%A8ne_N%C3%A9mirovsky
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Irene/Nemirovsky/escritora/resucitada/elpdomrpj/20041205elpdmgrep_4/Tes
18 septiembre 2007
15 septiembre 2007
a tragos
bostezo
Ardid que me lleve a lo único
Para contarte al oído el porqué de letanía
Que arrastro, candente, hacia tus pasos
Modo informe de querer en vano
Colección de agujas al acecho,
Lecho que yergue mi reposo
Mientras labro el camino, reptante de huellas
Y te encuentro marchito
Con ilusión inerte
Y me elevo sobre mis actos como útero eterno
Partogénesis de querer con lluvia
Tus ojos telúricos hundidos en tierra
Tengo heridas sin tiento de ternura yerma durmiendo en tu espalda
Bálsamo en las manos para sanarte
Peso compartido que quiero agradecer
Lo especial que sin querer quiero, por encima de toda sombra
14 septiembre 2007
Siempre se vende, siempre se compra, siempre se busca...
Se alquila relación basada en la desconfianza mutua
Muy céntrica. Excelentes comunicaciones silenciosas.
Totalmente amueblada. Interior, altas esperanzas.
Se regala media tristeza.
Se vende parcela egoísta en mitad de todas partes. Interesados, llamarse a sí mismos.
Se busca pedazo de corazón auténtico. Imprescindible buena presencia, determinación, ganas de currarselo. Alta remuneración.
Se compra media sonrisa.
13 septiembre 2007
12 septiembre 2007
tambores
Imagino que soy una funambulista vestida de verde esperanza, con una pértiga bien asida entre las manos, sintiendo el equilibrio rodando por los dedos. Porque toda yo soy un constante ejercicio de equilibrio palpitante. Todo mi cuerpo tiembla sobre la cuerda floja.
Y paso a paso, oscilando sobre la punta de los pies, avanzo irremediable, empujada por el viento cual ligera tirada de dados ciegos. Ruedan, se vierten vértices de azar en las caras ocultas que rozan el suelo. Y la posibilidad que nunca se escoge, danza en la faz del dado que señala.
Manojo de nervios en la boca del lobo. Corazón hinchado que ansía firmeza. Y yo, funambulista de verde con sombrerero loco, con taza de té y verborrea sintiéndome cada vez más tímida. Cada vez más titubeante. Me da miedo el espasmo del que olvida y aún más miedo el temblor de quien me quiera. Sobre los tejados, porque arrastro cadenas en celo y sobre mis dudas, que arranco verdades como versos encendidos. Jurando prometidas y vida de paciente triste loca.
Cada año que pasa me vuelvo más hacia adentro, más envoltura de caramelo crujiente. Y me da miedo el mundo, y retorno al ínfimo óvulo a medias que fui. De repente, cada día más desconocida y desconocida por quien me conoce. Ahora mismo, sólo quiero silencio y páginas en blanco. Ahora mismo, tengo vergüenza y timidez flotando.
06 septiembre 2007
Cuatro tiempos
La verdad es que me encanta Chamberí. Al final, es dónde me quedo a vivir este año. Después de todo, sigo en Madrid. Mitad vida. En el fondo me daba pena imaginarme lejos de ese pequeño reducto de libertad (paradoja) que es el Dos de Mayo. Pero ha dado la casualidad de que se ha cruzado en nuestro camino uno de los escasos golpes de suerte que hay en el especulativo mercado inmobiliario. Y no vamos a olvidarnos en la mención del hallazgo de la persona que ha canalizado toda esa buena fortuna: Rosario, una joven e ingenua abogada merecedora del primer browny que cocinen los hornos de alta categoría del pisazo que hemos alquilado. Gracias a ella trasladamos nuestro pequeño antro de relaciones sociales 24 horas de los límites al corazón de Chamberí. Tengo ganas de cambiar. Año nuevo, vida nueva, piso nuevo. Demasiadas cosas como para no “ser alegre”…
Hoy ha sido un día larguísimo. De esos en los que las horas están exprimidas tan al límite que toda la energía concentrada emula, en apenas unos minutos, días de realidad. Muchas emociones, muchos escenarios, muchos actores. Me queda sólo un examen para terminar la carrera, cambio de aires en la misma ciudad, espero empezar a trabajar, tengo un corazón que me pregunta sin parar qué es lo que quiero y cómo defenderlo y la sensación de encontrarme al borde de un abismo cuyo final se funde en un negro “continuará” que por momentos no puedo esperar a ver. La curiosidad mató a la gata. (Mientras escribo esto, las dos gatas revolotean a mi alrededor y exploran la inmensidad particular que tiene para ellas el salón. De vez en cuando trepan por mi cuerpo. Es su forma de decir que siguen estando ahí...) Y entre todas estas prendas de emoción secándose al viento, al vaivén de olas en un mar de pantallas, rehago sin orden mi jornada: mi calendario personal. Día intenso en el que aprendes cosas que valen la pena y a fiarte de ti misma, en el que la coherencia se alza sobre el simple acuerdo pacífico interno y va más allá. Me ha gustado aprovechar mi energía en Madrid.
Cuando volvía a casa en el último metro han pasado un par de cosas bastante graciosas, de esas que te hacen esbozar una amplia sonrisa de ironía. Además, después de unas cuantas cervezas entre la casa de las tortillas y el Dos de Mayo mi ironía daba mucho de sí y mi sonrisa, aún más. Una vez en el andén del metro he sacado de la mochila un regalo precioso que me han hecho esta tarde: el libro de los Rubaiyat de Omar Jayyam, otro místico sufí sobre el que aprender más de las verdades cotidianas que marcan plena diferencia. Lo he abierto por una página al azar y he leído uno de los rubaiyat, (rubaiat es el plural persa de rubai, que significa cuarteta, ya que este tipo de poemas están estructurados en cuatro versos). Me he quedado bastante chocada. Ya de por sí soy susceptible a los símbolos y señales que aparecen constantemente ligados a mis decisiones, así que este poema no iba a ser para menos:
Cuando en primavera el tulipán el cáliz eleva
Si puede acompañarte un rostro de tulipán
Bebe vino y gózalo porque esta vieja rueda
De pronto, como la tierra, te aplastará
Me ha parecido una metáfora increíble de mi situación actual. Por un momento ha aparecido flotando en el techo del vagón el rosado gato risón de Alicia señalándome el camino. He marcado el poema, cerrado el libro y lo he vuelto a abrir posando la vista sobre otro rubaiyat cualquiera. Era el siguiente:
Jayyam, si te entregas al vino, sé alegre
Si una belleza de cara de luna te acompaña, sé alegre
Pues concluye la labor del universo en la inexistencia
Como si no existieras, puesto que existes, sé alegre
He flipado. Me ha parecido alucinante. Precioso, simple, honesto. Las puertas del vagón de metro en el que viajaba no se han abierto en Ríos Rosas. Todos los que esperábamos para salir nos hemos ido a Cuatro Caminos sin quererlo. He vuelto andando, aprendiendome los dos poemas por la calle. Acababan de mojarla y me he empapado las sandalias. Me apetecía llegar aquí, tirarme, escribir un rato.
Analizando un poco los poemas me ha hecho gracia encontrar paralelismos, partiendo de la base de que ambos son un canto al carpe diem. La imagen del vino (por otra parte habitual en los rubaiyat), y que los dos contengan en sus versos el verbo "acompañar", que personifica un debate constante en mi cabeza, me ha parecido muy curioso... No habría encontrado dos poemas mejores queriéndolo. ¡Si es que hay que dejarle hacer al devenir!
Omar Jayyam
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1890