29 septiembre 2006

Samsara


Sentir nuestro propio límite, no sólo el límite del cuerpo, sino la barrera que confina nuestra mente, es una sensación tan humana que me alivia saberme tan comprendida. Siempre he admirado la perfección de la naturaleza, su omnisciencia innata de la vida, en fin, esas ironías curiosas que te asombran a veces como la negación de la negación hegeliana o el significado del samsara hindú... El caso es que hoy he sentido esos límites palpándome por fuera y dentro del cuerpo, haciendo presión en varias direcciones, abordando mi pequeña y frágil embarcación con insistencia impertinente... Restricciones desoladoras de ser humano.
Sin embargo, Gea, en su impoluta y descarnada imperfección, funciona muy bien. Lleva demasiados millones de años haciéndolo sola, sin que nadie la dirija, como para que nosotros pretendamos corregirla en las últimas páginas del libro alegando nuestros pequeños defectos de fábrica. Sí, es cierto, tenemos miles de acotaciones físicas y mentales. Formamos parte de algo etéreo aunque no queramos darnos cuenta... Nos estamos creyendo dioses de nuestro destino y nos sentimos con derecho a protestar al descubrir nuestros propios límites... Lo curioso del tema, y aquí retorna esa idea deliciosa del devenir, es que esos frustrantes límites son a la vez tan desalentadores como necesarios. Tan producto de la naturaleza que no puedo evitar sonreír ante la imagen de los pequeños bichitos humanos protestando enérgicamente por algo que encima les ayuda a seguir vivos: las dificultades. Deberíamos estar agradecidos en el fondo por nuestros límites, por la oportunidad que nos brindan de superarnos... Límites que ahora me ahogan a mi por no sentirme capaz de lograr algo que deseo; límites a los que mañana tú dedicarás un segundo de resignación al saber que no has aprobado el examen; aquellos que ella maldice por impedirle viajar por amor; que provocan accidentes de coche con 2 muertos y 1 herido de los que conoces el nombre y la mirada; que te alientan a esforzarte más para obtener lo que anhelas... Límites necesarios para no disfrazarnos por completo de dioses, para podernos reconciliar con Gea y volver al seno. La frase de “dar un paso atrás para coger impulso” tiene tanto, tanto sentido en este momento...

28 septiembre 2006

suavemente

eres lento veneno y camino en la sangre
letal cauce
sin prisa recorre
-
eres único aviso de daga heroica
arma victoria y mi latido inerte
-
devenir
justo acontecer
para esta quimera del oro

26 septiembre 2006

Mi Lu

mi lubidulia
mi golocidalove
mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea
y me nirvana el suyo la crucis los desalmes
con sus melimeleos
sus erpsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios
limbos y gormullos
mi lu
mi luar
mi mito
demonoave dea rosa
mi pez hada
mi luvisita nimia
mi lubísnea
mi lu más lar
más lampo
mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio
mi lubella lusola
mi total lu plevida
mi toda lu
lumía

(Oliverio Girondo)

Oliverio Girondo

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.


Acabo de descubrir este poema del escritor argentino Oliverio Girondo y creo que me he enamorado el doble...

19 septiembre 2006

Al fantasma

es curioso el cómo tendemos a hacernos ilusiones. De repente empiezas a hinchar el globo de la felicidad y antes de que te des cuenta es ya demasiado grande, comienza a elevarse por encima de los edificios y es imposible desincharlo si no es con una buena aguja de la desilusión. Me sonrío a mi misma al darme cuenta de mis propias historias de amor inventado y rehecho. ¿Cómo podemos a veces ser tan ingenuos para creernos nuestras propias historias? ¿Acaso no he aprendido aún a quitarme credibilidad cuando estoy triste? Parece ser que no. Pero el caso es que me resultan hasta cómicas mis elucubraciones basadas en la nada, en la simple intuición inexistente. Tengo entre mis manos un globo que lleva hinchándose unos cuantos meses a base de sueños y oráculos personales indefinidos: señales que sólo veo yo. De repente me he dado cuenta de que estoy echándo de menos a un fantasma que a penas conozco, del que sólo tengo vagas referencias y algunos apuntes mentales de días dispersos. De repente me apetece escribir sobre mi amor platónico secreto y le dedico unas líneas tangibles que ponen un punto y a parte a este devenir de sueños. El problema que esto acarrea es que en vez de hacerse más real, empieza a alejarse de mi. Demasiadas espectativas probablemente. A lo mejor después necesito una aguja enorme, pero los sueños siguen siendo gratis y tan bonitos que ya no sé qué opción es la mejor...
espero conocerle pronto y averiguarlo... ¿cuándo llegará el momento?

Comerte

quiero comerme a ese fantasma de ojos dorados
morderle despacio, exprimir sus ruegos
quiero ser vampiro de niebla extensión de humo
y llevar bajo mi capa que alumbra un cuento cada beso
quiero comerte en sueños, fantasma de mediodía
urdir con ojos abiertos la escena perfecta del crimen
el momento exacto de tu muerte a manos de mi boca
quiero que no sientas mi presencia tras la espalda
esperando el instante de tus ojos distraidos
lograr ese mordisco que mezcle nuestra sangre

18 septiembre 2006

Mentirijillas del reloj

El mejor lugar para no pensar ahora serían tus brazos. Y sé que es mentira, por eso no te culpo. Sólo me tranquilizaría tu voz helada. Y sé que es mentira, por eso he dejado de escucharme. Por eso, a pesar de una noche en vela mirando tus ojos, ni te tengo ni te quiero. Sin embargo, qué bien me sentaría en estos momentos robarte una sonrisa, guardármela en silencio en este álbum de fotos nuestras que empiezo a tener en la memoria... Me creería mi propio espejo de la felicidad a tu lado, podría jugar a que somos especiales, a que somos personas que no somos y vivimos un momento que no nos corresponde por derecho sino por destino. Entre tú y yo podríamos creernos dioses de la carne y la necesidad.
Aquí nace la disyuntiva que provoca que todo esto sea tan real como falso: la hipótesis de la duda. El no saber con certeza que es tu piel la que realmente añoro. Ya no sé siquiera qué vestido quiero. Ya no sé con qué piel vestirme porque sólo he coleccionado jirones de los otros, porque los retales que he logrado descomponen mi propio cuerpo.
Y tú estás ahora allí, en el podio de los pedazos, siendo el primero en este Olimpo de historias eliminadas e imposibles. Estás ahí en silencio y poco a poco, dándome y quitándome; jugando tus cartas con equilibrio premeditado; siendo brisa cálida... No puedo evitar sentirme tu reloj de arena y de vez en cuando, creerme nuestra farsa. Si no fuera eso, ¿por qué estoy buscándote en vela?

Cerillas

Cansada de ser vendedora de fósforos hoy descanso en la orilla. Nada me ata excepto los recuerdos y las culpas de luto velando. Hoy la orilla me consume y me ofrece su cama blanda de yedra. Me dice "duerme" y me convence con calma materna, arrastrada.
¿Dónde abandoné pedazos de mi sonrisa? Están llamándome pero sólo llegan imágenes del eco. La vendedora de fósforos para las noches frías se pasea sin abrigo.
Acabo de hablar con Nimia. Ella siempre sabe qué es lo que me pasa y me habla claro porque me conoce. Nimia siempre dice que es mejor evitar los "paños calientes" a la hora de dar un consejo. Por eso sé que tiene toda la razón del mundo cuando me mira con sonrisa cómplice y me avisa de mi actual estado de reencuentro. Según su teoría, después de una gran explosión en la que hemos ido repartiéndonos como pequeños fósforos momentáneos, llega un momento en el que necesitamos volver sobre nuestros propios pasos para cerrar círculos, para recoger trocitos abandonados que siguen llamándonos desde el pasado una vez consumidos... En verdad la explosión ha tenido que ser muy grande porque ni siquiera sé en qué paso fui diluyéndome. Demasiado dar de mi. Demasiado buscar sin abrigo. ¿Por qué no puedo evitar esa expedición por la vida? Exijo una reunificación. Una Atalaya libre e independiente.

16 septiembre 2006

me gustas

me vuelvo suave de manzana bajo tu sombra
se me cae a golpes de voz la corteza de árbol marchito
pasando frío en tu garganta que flota
que me traga sin besos, sólo al hablar descalza

tu palabra es letra fiel que traduce mi rostro
intérprete de llamas de otra tierra
mundo lejano donde duermo contigo
y mi rostro, mi envés que no te engaña

me vuelvo fruta que madura
niña que no crece
aprender con tu mirada

me vuelvo silencio roto
muñeca de trapo ajado
despertar en compañía

rayando madrugadas

sonrisa adentro por saber que tus párpados miran más allá de un sólo respiro
que tus ojos se abrirán con ilusión y luz de alba o luz de noche

sonrisa adentro y susurro que arrastra llevándome en tu bolsillo, plegada en mi propia cuna
naces de puntillas-sin sobresalto, bailándo suave de palabras

05 septiembre 2006

Panales

He visto a mi generación entera palpitar y no nacer
Morder sin alimentarse, escapar sorteando heridas
Les vi retorcer calcetines de puro nervio sentados ante cualquier puerta
Una puerta que da a una vida para la que ninguno pidió hora ni espada
Y por eso esperan su turno retorciendo inconexos calcetines
Futuras huellas en la arena que nunca querrán pisar

Quizá esperan a que Ginsberg paseando un día borracho por la calle de luces rojas
Se fije en ellos les guiñe un ojo y les invite a tomar un trago
“entra, coge lo que quieras, la vida es tuya” y un sinfín de líneas huecas
O quizá se inventan su Maga particular y desean que sea ella quien les arrastre por la vida, alejando con su risa de plata las cajas negras que consumen sin querer pero a conciencia
Todos ellos tiritan rezagados detrás de una moda con dientes de ajo
O de un coche que no pesa o de esas pequeñas cajitas que guardan todo menos aire
Todos ellos adversos pidiendo piando fuego para su nido y dinero para tener sangre
Son aquellos que odian las cadenas de comida rápida, que atracan panaderías, que plantan flores en la acera
Los mismos que desechan ocasiones saltando primero por el puente de la deriva
Agotando vida ante una televisión que no comprende a nadie
Los mismos que odiarán haber sido jóvenes y nunca niños
Miembros sin carnet de una sociedad secreta olvidada

He visto a futuras cantantes de ópera revolcarse con futuras abogadas grises
Defensoras del prozac y de la libertad de puertas a dentro, todas ellas amigas de lo eterno, de los parches anticelulíticos, de los muchachos de ojos rasgados.
He visto dos amigos que creyeron ser tres o cuatro o uno o se murieron
Y las dulces mentiras de ojos rojos en los baños
Y también a la chica loca del quinto izquierda, que se consume a sí misma
Lentamente avariciosa
Soñando robar algún día una torre Kio y sembrar el caos en la Castellana con su disfraz de catwoman,
aplastar por fin esas corbatas rayadas que crecen como hiedra
Ser la diosa de las grandes hazañas compasivas
Pero eso no se lo cuenta a nadie nunca la chica loca porque está prohibido hablar de los sueños
Ni siquiera a los jóvenes de pelo largo que se enredan en las farolas, que se abrochan los pantalones tras haber vomitado esa noche en algún rincón de Malasaña
A ellos, además, tampoco les interesa.
Son demasiados para ir juntos, muy pequeños para alimentarse
Lanzan gritos de escape dentro del portal cerrado, paredes sin grietas donde se encuentran porque están aislados
Y defienden la noche como evocan el día, todos ellos, todos solos
Salen en busca de colmillos nuevos y una tarta que morder
Sin avergonzarse de sus pupilas dilatadas trémulas a base del café de las 8
Eligen labios azules, manos tatuadas, sonrisa de MDMA puesta en la frente
Eligen dorados bares donde poder esconder las piernas bajo la falda y los billetes por los que lloran en el escote
Saquean sin mirar en las rebajas de emociones, se perdieron las mejores ofertas que les prometían caminar libres, desoyeron los consejos más oportunos

De todas las generaciones la más perdida y la más hallada
Como todas vocea su patente exclusiva, cuelgan carteles oxidados del cuello
No comprende aún de rostros borrados que miraron hace ya tiempo por sus ojos
No comprende que una tarde sin sol es la misma tarde en pieles cuarteadas
Y añoran todo aquello que aún no conocen y tiemblan al ver la luz del día

03 septiembre 2006

Báilame En Agua


Quítame los zapatos tristes porque esta noche hay baile en mi plaza
Llevaré un vestido rojo cubriendo leves faltas y desecharé pecados abriendo más las piernas
Pon las medias tras el espejo, que esperen solas deseando ser espías, viendo tras lo invisible el baile que no cesa

Esta noche hay baile en mi plaza
Y las farolas de mediodía comienzan a alumbrar la calle
Esta noche vendrán los sueños, los adioses, dioses y amigos
Habrá música de hojalata para verbenas sobrias
Algo de picar para los más cenicientos y contar cuentos en las terrazas

Dame la mano, tú que regalas tiempo
Te invito a venir si alargas las horas

02 septiembre 2006

Mordisco al asfalto



Demostrar el hambre es la mejor forma de obtener sustento. Abrir la boca patentando las garras carroñeras de la vida con la firmeza que da la autosuficiencia. Dentro de la jungla, saciarse uno mismo. No depender del entramado de supermercados fáciles, de restaurantes que le quitan todo el interés a la verdadera esencia del superviviente: cazar en la ciudad. Hoy salgo a la calle dispuesta a descubrir qué placer y sacrificio me reporta ser depredadora desde el estómago.