04 noviembre 2010
luz
21 octubre 2010
océano de papel
Muralla infinita
Isobara
Almanaque
Niebla
taller 3 de marzo
Inventario
taller 3 de marzo
Días mejores
Alguien puso hoy una bomba en el BBVA de Gran Vía y sólo quiero saber quién es para ir y darle las gracias.
taller 3 de marzo
Rachas de viento
A veces hacéis que salga el sol porque nada puede más contra el mal tiempo que una sonrisa que ceder a la rutina con generosidad de madre por un sueldo. Nada puede con vuestras sombras y tempestades.
A veces ser joven o viejo es una diferencia sin peso entre las pupilas que cruzan la calle.
taller 3 de marzo
tierra firme
¿O debería decir fuego blando? Sería menos inocente creer que el agua me pesa o que el viento sabe mi nombre cuando se cuela por la noche entre las sábanas y me escupe el final de mis sueñospelícula sin reparo...
Tierra firme.
¡Bah! Meras paradojas, leves engaños. Nadie pisa firme y nadie pisa tierra.
taller 24 febrero
Fiordos
La próxima vez que vuelva a desear montar en un unicornio, mi único consuelo imaginario, iré directamente a una agencia de viajes y compraré un billete sin retorno.
taller 24 febrero
11 octubre 2010
mañaneo favorito y comunal
2. Encender el ordenador.
3. Fumarme un piti leyendo contrainformación e información institucionalizada.
4. Cotillear en el facebook.
5. Responder emails.
6. Buscar curro.
7. Hablar con mi gata.
8. Hablar con mi compañera de piso.
9. Yoga y danza.
10. Cocinar.
el que me enseña a respirar
maldito facebook
una Mata Hari disfrazada a la que se le ve el plumero por debajo de la liga,
cobarde,
derramando veneno en tu copa
para beberlo yo por error de principiante
en cuanto giras la esquina.
Contigo me siento medio inspector Clouseau medio Gadget,
Y te persigo a ti, pantera rosa en el Caribe
Desde el deprimido cristal hueco brillando
Al otro lado del océano
Sin ser ave, sin ser pluma
Agente secreta del pasado
que rastrea en el futuro
Un reguero de prisa.
Contigo y ahora lejos
me late el corazón de detective privado.
Te observo
sintiendo la estupidez del voyeour
al otro lado de la piel.
La siento, caliente,
al otro lado de mi cuerpo.
En la víscera de hormiga.
No quiero rastrear tu huella
Siempre que pierdo la mía.
No quiero enfundarme en cuero
Para ser catwoman velando un tejado.
Bastará dejarte ir
Pero bastar es 24 horas sin pensarte.
Demasiado tiempo en tu “dónde estás, amor”
ahora que te he perdido.
Así que me hago la espía
y vivo mi vida contigo
abrazando tu sombra.
03 octubre 2010
invierno o el despertar de la conciencia
Empiezo bajo cero de nuevo. La chica del anorak regresa con sonrisa de subnormal a hacerte la vida mucho más amena. Como si fuera un anuncio sobre lo increíble que es todo ahora que está tan lejos la primavera. Ahora que llega el solsticio de los orgullosos que no se arrepienten de lo que dejan atrás o de lo que no dejan atrás. De los que se cuelgan amores como si fueran chorizos. Arrastrando por la tierra el pasado en latas de conserva que conservan estupendamente el miedo y los rencores provocados por 6 clases de fobias diferentes tintineando su escasez de perdón y olvido. Por eso empiezo bajo cero de nuevo y me siento libre de chorizos y latas y consoladores de hielo y cera y abejas y mosquitos de beso pegajoso y señales de “stop” redondas y coloradas como manzanas ante el camino de Atalanta. Me vuelvo Psique, me hago el harakiri, sucumbo ante la depilación láser y deletreo mi nombre en la ventanilla de funcionarios que ya están bastante ocupados ocupándose de sí mismos. Comienzo otro cuaderno, esta vez sin letras de puntitos que repasar, porque aprobé el primer curso con buena nota. Iba siendo hora de aprender a multiplicar ahora que estoy en segundo en vez de restar y restar y restar, restar en la siesta tras la comida equilibrada de guardería infantil. No necesito cuentos para conciliar el sueño. La vigilia ya me parece una fantasía perfecta. Solo que no soy yo quien maneja los hilos, ni yo la campesina holandesa renegada, ni yo la filósofa griega en mitad de una crisis nerviosa, llorando por la mercantilización del ágora, por la venta del pensamiento. Érais yo quizá, mitad disfraz mitad carne. Érais yo a medio empezar y ahora soy yo comenzando desnuda el primer párrafo que alienta el destino.
empastes
comadres
observo y relamo
tu útero, hermana,
tan lleno de respuestas.
Tan pleno y luna erguida
que sólo me tienta
empujar la corriente con las manos
intentar, como pez creyéndose el agua,
ser quien aviva el río.
Delineo tu interrogante,
la curva con punto y seguido que dejaste abierta
y me cuestiono, hermana,
si la confianza no será barro en las manos
y este palpitar, pálpito de nada.
Mientras tu corazón de fresa
estoico y elegante
se mece sobre la pared
clavado en una aguja,
cruzar el universo
semeja una batalla;
tu consejo, antiguas vidas,
tu sol de postre, eterna llama.
Miro y admiro tu útero fértil
te sigo despierta
dormida me sanas.
en sintonía
En realidad, esa alegoría de los transmisores podemos trasladarla a cualquier experiencia vital, especialmente, a las relaciones humanas. Cada uno tenemos una onda diferente, vibramos de forma distinta. Cada uno tiene su frecuencia, su intensidad y su forma y si te fijas bien, en mitad de una calle abarrotada, pongamos que hablo por ejemplo de Portal del Ángel, en pleno corazón de Barcelona, el vaivén de cuerpos sutiles bien parece un concierto desafinado. Muchos gritan sus sonidos internos, otros susurran. Hay quien tararea con maestría y quizá otros optan por sepultar su sinfonía personal. Todos nosotros somos una particular onda sonora. A veces, de forma espontánea, sucede algo bello y fascinante: confluimos en un coro en el que nuestras voces se acoplan a la perfección. Es entonces cuando podemos decir aquello de “he encontrado mi sitio”.
09 junio 2010
desde la tristeza
y tierra en las piernas.
De mi cabeza salen llamas,
raíces de los pies al suelo.
Arraigué en tu muslo
pero no en tu pecho.
Allí soy simple humo,
sólo humo y ceniza-vértigo.
Llegué envuelta en calor
y ahora me voy despacio, sin prisa,
como la materia orgánica,
desde lo lento.
No te haré daño,
No me harás un favor
por amarme.
Eso ya lo hacen otros.
dolmen
Llegaste como un regalo
una ofrenda del cielo para mitigar mi ceguera.
Empezaste en el vacío anomio
y con la voz, por fin, termina tu legado.
Te escribo porque me pintas
por ser un punto y aparte en las dudas,
en mi cuerpo maduro,
en las llagas que no cesan.
A pesar de todo, sigues pintando.
Te derramas sobre la piel,
derramándote quedas.
Y yo retomo la palabra.
Vuelvo a ser una.
Escuece,
pero qué nos arropa
si no es la soledad.
11 mayo 2010
Empiezan los cuentos
La familia Peña se enteró tarde y mal de la muerte de la abuela Emilia. Cuando la policía les comunicó el fallecimiento llevaba ya muerta 13 días según datos aproximados del forense. En realidad, habían pasado 14 días, 10 horas y 26 minutos en el momento exacto en que la encontraron sentada en su sillón del fieltro verde mirando con la boca abierta la televisión encendida.
Fue Aurelio quien la descubrió al regresar un fin de semana casual a Cántaro. Iba de vez en cuando para hacer alguna barbacoa los domingos un poco por aburrimiento, un poco por nostalgia. Se había marchado de Cántaro a la capital, como tantos otros, a finales de los 70 y siempre que se acercaba al pueblo pasaba a ver a Emilia, la última cantareña que había insistido en permanecer allí a saber dios porqué razones. Ninguno en la aldea lo entendía, ni mucho menos, su familia, el resto de los Peña. Ahora, tras su muerte, el pueblo se quedaría definitivamente vacío. Cántaro o el esperado final de una muerte anunciada.
Al conocer la noticia, los restos vivientes de la estirpe de los Peña, papá Santiago, mamá Montse y su dos vástagos Marcos y Susana, se dispusieron a recorrer los 50 kilómetros que separaban la aldea de la capital. Enterrarían a Emilia en el pequeño cementerio, recogerían sus escasas posesiones y dejarían atrás, de una vez por todas, esas cuatro ruinas que componían el pueblecito, desvencijado y hundido por los años de abandono.
A lo largo de las últimas tres décadas, Cántaro se había ido vaciando como con un cuentagotas. Tarde o temprano todos los habitantes habían decidido recorrer esos 50 kilómetros en dirección a la ciudad sin volver la vista atrás, diciendo adiós para siempre a esa aldea pobre que ahora, desde la nueva autopista, más bien parecían graneros abandonados a su suerte, apiñados entre las carrascas para soportar el frío que sopla de la sierra.
El abuelo Juan Peña había muerto hacía ya nueve años y desde entonces Santiago insistía a su madre Emilia para que dejase el pueblo y se fuera con ellos, que “en la ciudad estaría mejor atendida, madre, que qué va a hacer tan sola en Cántaro, si ahí no queda nadie, sólo el viejo Serafín y usted”. Si hasta las calles, de no ser paseadas, habían comenzado a volverse monte, con hierbas que inundaban los adoquines de un verde parduzco, levantándolos del suelo como si fueran las lápidas vivientes de todos aquellos cantareños que se habían marchado, empujados por el hambre unos, por la curiosidad, otros, el resto por pura soledad.
Pero a pesar de esa soledad Emilia no cesaba en su obcecada decisión de permanecer y morir en Cántaro. Santiago lo achacaba a manías de vieja pero Emilia tenía sus motivos, más profundos de lo que su urbanita hijo pensaba. Cómo abandonar sin más el lugar que la había visto crecer, dejar atrás un espacio que bien podía ser su alma en forma de muros de piedra y pizarra. Cómo no volver a la fuente para rellenar la garrafa al despertar, abandonar así su paseo matutino, el que recorre acompañada por el aliento de Cántaro, en invierno que huele a frío y a nieve, en verano a lavanda y romero, “acompañada por mucho más de lo que se piensan, así es, que en Cántaro me arropa toda una vida y que a dónde voy yo ahora, tan vieja y tan cansada si no es a recordar lo bien que he vivido aquí, tranquilita, con mis cosetas del día a día y rediós la ciudad tan grande que marea, quita, quita que yo me quedo en Cántaro y se acabó”.
Pocos años después de Juan murió también Serafín y entonces fue cuando Emilia se quedó totalmente sola. Santiago iba a verla al menos una vez al mes para llevarle productos básicos, jabón, harina, azúcar, café, así como carne y verduras. Hacía ya casi una década que el economato y la tienda de ultramarinos de Ramona, que era estanco y bar a la vez, estaban cerrados. Emilia ya no tenía fuerzas para el huerto. Sólo conservaba sus geranios y gallinas, tan fuertes como ella, Emilia, el fantasma de moño blanco que se paseaba de noche por Cántaro hablando consigo misma y cien vecinos inexistentes. De vez en cuando Santiago obligaba a ir de visita a Montse y sus hijos, que accedían con desgana a pasar un fin de semana en la tétrica casa de la abuela. Una casa antigua de piedra que olía a alcanfor y leña, a años pesando en los cimientos, a fotos del pasado decorando la chimenea con un pálido blanco y negro de abandono.
Enterraron a Emilia un viernes y los Peña decidieron pasar el fin de semana recogiendo la casa, desechando lo inservible, prácticamente todo en su opinión y empaquetando los recuerdos para cerrar sin remordimientos la puerta a cal y canto y, probablemente, no volver nunca.
Aquel sábado encendieron el fuego en la chimenea y, bajo sus llamas escarlata, fueron sucumbiendo pedazos inconexos de la historia de Emilia, de la historia de Cántaro. Los recuerdos decían adiós en forma de volutas de humo y al ascender por la chimenea desaparecían en el aire mirando al pueblo desde las alturas, lamentándose por el descuidado estado de sus calles, por la única farola que permanecía indemne, reviviendo otros tiempos de fiesta en una plaza que ahora no existía, o la alegría que se respiraba en Cántaro los días de matanza y aquellos de cosecha, cuando Emilia regresaba del monte con su familia cargadas las alforjas de alfalfa para el ganado.
Así pasaron el sábado los Peña, con ganas de regresar a su rutina en el asfalto, dejar definitivamente atrás una casa y una vida que nunca fue suya y que, hasta aquel mismo día, continuaba siendo un lastre mitad de polvo mitad de vergüenza.
Se fueron a dormir pronto todos, a descansar sobre los pesados colchones de lana de casa de la abuela Emilia, aquellos de generaciones pasadas en las que un colchón de lana de buena calidad era la mejor herencia que dejar a un hijo.
El forense nunca supo la hora exacta a la que sucedió la tragedia aunque, según sus datos aproximados fue alrededor de las 2 y media de la mañana. En realidad sucedió a las 3 y cuarto. Lo que sí que está claro es que alguno de los recuerdos de Emilia debió permanecer encendido en la lumbre cuando los Peña se acostaron. Y que, a pesar de que Santiago comprobó que el fuego estaba apagado, una chispa curiosa debió querer despedirse de forma original de la casa, saltando hacia afuera y prendiendo fuego al sofá de fieltro verde de la abuela Emilia. Lo que sí está también claro es que el sofá sintió tanta pena que abrazó a la mesita de té con su mantelito de ganchillo blanco y que el mantelito, junto con la mesita y el sofá, decidieron terminar con todo de una forma particular y escarlata, como escarlata es el fuego cuando quema aquello que ha amado. En apenas 15 minutos las llamas habían ascendido hasta el granero y transcurrida una hora, sólo quedaban cenizas. Cántaro tenía prisa por desaparecer del todo.
10 mayo 2010
El renacer del poeta
La muerte del poeta
Llevo un tiempo practicando la sonrisa interna y ya no quiero hablar más de emociones. De repente, todo el camión de residuos emocionales que he ido acumulando a lo largo del tiempo, aunque sincero, me resulta poco práctico. Y el desligar la mente, el ser simple observadora participante de mi pantalla de televisión interna como si todo mi interior fuese una película, recobra un significado claro y conciso, como cuando de pequeña, al traspasar la franja de 3º de EGB, nos hacían decir adiós definitivamente al lápiz para dar paso al bolígrafo y al principio seguíamos usando el lapicero para después repasar en indeleble tinta el trabajo, y así, copiando 2 veces con seguridad evitábamos copiar 2 veces sin querer. Eso me está pasando ahora a mi con el corazón, que a medida que es más grande y yo más pequeña, más enorme es mi capacidad de empatía, mi amplitud de miras. Escribo con actos diarios en bolígrafo, abandono el lapicero y el doble trabajo que supone recalcar después lo vivido.
Está bien. Está bien así. Llevo un mes casi sin escribir poesía, apenas 5 poemas después de la avalancha de versos que me ahoga desde hace años. Se terminó el idilio, estoy cansada. Y ahora, para más inri, escribo a mano. Llevo un mes asistiendo a un curso de escritura creativa que, según mi joven profesor, está enfocado a la escritura profesional. Eso de profesional me suena a chiste. Yo simplemente quiero aprender porque no sé. Estoy en pañales. Y todo esto para decidir dejar de lado la poesía. Se acabó. Como se terminaron las historias de amor. He crecido y estoy harta de mi infancia de relaciones que me extraen de dentro lo que no me aportan desde fuera. La poesía que escribo tiene algo de egocentrista que me pesa y quiero amputarlo. Estoy cansada de reflejar con mis letras sólo un 25% de lo que vivo y siento. Soy más. Y la escritura también lo es. He comenzado a profundizar en la narrativa. Siempre creí que no valía y que, además, no tenía nada interesante que contar. Siempre me pareció un género mayor para el que aún no estaba preparada. Pero es el fin del dubitativo pesar de la eterna impúber. Soy una mujer. Ya he vivido mucho en un cuerpo y en un corazón. Ya he amado, deseado, odiado y tenido. Llega el abismo del encuentro: el reto de abordar la experiencia en forma de relato escrito.
Siempre deseé ser escritora pero los deseos son sólo papel del aire y yo deseo papel de tierra. Desde hace unas semanas pienso en relato y cada esquina de la ciudad me ofrece un cuento distinto. Escribo a bolígrafo pero ya no calco, no borro, sólo fluyo. Me siento ligera y dúctil, un zafiro desaprovechado por los versos intimistas de la poesía.
No sé, o no he intentado de forma firme, hacer poesía social. Seguro que sería pésima. ¿Qué será de mis críticas al capital sustentadas en forma de cuento? Démonos una oportunidad, abramos las compuertas sobre el cuaderno, como si una simple espiral de metal pudiera ser la llave hacia el infinito, hacia la fusión con el todo fuera de los contornos infantiles e inmaduros del cuerpo inmaduro e infantil. Hoy sueño porque soy y puedo dormir tranquila. Agradezco hasta el último aliento que el universo me brinda. Gracias por estar sola sobre mi manta de colores, con mi boli de maíz, con mi sonrisa de dentro que tan bien atina lo desconocido cuando confía en sí misma.
Confía, todo irá bien. Qué bien...
El aprendizaje no llega cuando lees o escuchas una idea nueva que te cautiva. El aprendizaje ni siquiera llega cuando deseas que esa nueva sensación pase a formar parte de tu mente y corazón. Llega cuando estás preparado y esa preparación es cuestión de tiempo. Del tuyo y el mio. TIC TAC.
Abre bien los ojos a las señales.
08 mayo 2010
Dejemos que el humo ascienda, que la raíz profundice. Aprender a amar el laberinto es tan necesario como aprender a comprender el laberinto porque a lo mejor lo más importante no es saber dónde se encuentra la salida. Porque a lo mejor la salida no fue sino solamente la puerta que nos impulsó hacia dentro. Entrañas y laberinto.
BluP. Me miro como pez que mira la burbuja que crea que creo que no miro sino lo que quiero ver a ratos, que las lentillas me conceden ojos nuevos o viejos de lentilla anual y la bruma se expande cada vez más nítida cada vez más bruma sobre el azul y las palomas cenicientas que ahora mismo me observan desde la terraza de enfrente la que está decorada con bambú y tiene móviles de conchas de esos que hacen música cuando las palomas cenicientas baten sus alas cerca generando brisa de ciudad del espanto del cemento de los lisiados de la plaza cataluña recordándome lo entera que estoy con mis brazos y piernas que se mueven cuando camino por la plaza cataluña y aquel chico del este que pedía en el metro a la salida de passeig de gracia y con el que fui a charlar y se empeñó en regalarme por mi triste euro un triste muñeco de goma que lo retorcías y ponía caras cara vez más feas y mientras él seguía retorciendo el muñeco aunque yo le repetía que no quería ese muñeco de goma y se encogió de hombros y me dijo que “bueno, vale, yo tiro a la basura” justo antes de que regresara el de seguridad haciéndole huir con su casa-mochila a hombros y dejando el muñeco de goma que lo retorcías y ponía caras feas totalmente huérfano y tirado justo al lado de la taquilla de venta de billetes venta venta venta compra compra compra la ciudad es un lugar caro y un tanto peculiar donde los buenos días también tienen precio y la gente se dedica a andar con una dirección muy clara clarísima porque todos saben exactamente donde se dirigen sus pasos y cuanto tiempo les queda para llegar a su destino justo como los trenes pero al revés porque los trenes tienen el metal por fuera y no esconden lo que son y la gente lo lleva por dentro y se esconde a sí misma de quien es. Patatas y judías con cebolla o cómo comer por un euro.
(re)nacer
Bertolt Brecht
nunca llueve a gusto de todos
drassanes
estoy a tiempo para todo
Comer pegamento
Sellar mis labios
Contra todo menos
tu boca. Estoy a tiempo
Para todo.
frente a la playa
Es un bálsamo el escuchar conversaciones ajenas mientras demasiados enamorados se descubren y pelean como hace no tanto tiempo tú y yo nos descubríamos y peleábamos en esta misma terraza, en Santa Marta, justo delante de todo lo feo y el mar.
Me han dicho que alguien me anda buscando y me ha parecido algo hermoso. Es una sensación que tranquiliza porque yo ya no quiero buscar más, que ya hurgué demasiado y demasiado mal en mil heridas de piel y llanto. Ahora prefiero que me busquen, que sean ellos los que se equivoquen o acierten conmigo. Los que me elijan, trabajen duro, los que sufran y me dejen.
No se está mal sola. Al menos cuando estás sola las palabras son palabras y sirven para algo. Nada más y nada menos que para lo que fueron inventadas: puro pragmatismo. “Quiero una cerveza y un sandwich de verduras, gracias”. Las palabras retornan a su origen en la soledad. Contigo eran lianas enmarañadas de una enredadera infinita. Por eso una frase llegaba a otra y moría en sí misma como un círculo de hojas verdes que me paseaban sin cesar. Ahora me llevan a algún lado, a un puerto discernible sólo con los ojos del corazón.
No sé si he regresado para olvidar o para recordarte. Hoy no hace ni frío ni calor en mis hombros que se tapan y desnudan al tiempo. Hace dos años de todo aquello y estoy celebrando nuestro aniversario de una forma entre dramática y patética. Tampoco busco nada moral, bueno o malo en pasear sin rumbo por aquellos escenarios de cartón piedra que acogieron nuestra leve e irreal historia.
Sentirse y estar. En estos momentos hasta parecer es lo mismo. Sentirse, estar, parecer sola. Mientras garabateo en el cuaderno, sobre el hule de flores estampadas en la mesa de la terraza de Santa Marta, esta es la única verdad que me envuelve: Me siento, estoy, parezco sola. Pero todo está bien. Sí, el sandwich es para mi, gracias.
30 marzo 2010
Y otra vez de mudanza...
COSAS QUE ME DA PENA DEJAR ATRÁS
1) El curso de agricultura ecológica
2) La profe de danza egipcia
3) Mis plantas
4) Él
5) La militancia ecologista y el grupo de consumo
6) Los talleres de cuentos y escritura creativa
7) El gaztetxe
8) Ir de poteo
9) La lluvia de Bilbao
10)Mis amigos
COSAS QUE ME IMPULSAN ADELANTE
1) Empezar de cero
2) Trabajar en una ong ecologista
3) Escribir sola
4) La próxima profe de danza egipcia
5) La próxima militancia
6) La bicicleta
7) El próximo él
8) Ir de rave
9) La luz de Barcelona
10)Mis amigos
28 marzo 2010
arriaga
26 marzo 2010
felicidades de parte de los otros
Después de un tiempo eterno dando traspiés se ha quedado todo en silencio. En silencio y a oscuras. Cuando perdemos alguno de los cinco sentidos comienzan a pasar mil cosas por la mente así que imagínate si de repente pierdes dos. Aquí hay gato encerrado...
Cuando de repente ha empezado a sonar una guitarra y he oído voces coreando el cumpleaños feliz, se ha resuelto el enigma. Ahí estaban todos, bien puestecitos en plan coro de voces blancas sobre las escaleras del Marzana. Qué bonito es sentir que hay gente que te quiere. Estoy muy feliz. Y además ahora tengo dos faldas para danza egipcia preciosas preciosas. Muchas gracias a todxs!
25 marzo 2010
felicidades
aqui estan mis credenciales,
vengo llamando a tu puerta
desde hace un tiempo,
creo que pasaremos juntos temporales,
propongo que tu y yo nos vayamos conociendo.
Aquí estoy,
te traigo mis cicatrices,
palabras sobre papel pentagramado,
no te fijes mucho en lo que dicen,
me encontrarás
en cada cosa que he callado.
Ya pasó
ya he dejado que se empañe
la ilusión de que vivir es indoloro.
Que raro que seas tú
quien me acompañe, soledad,
a mi, que nunca supe bien
cómo estar solo.
(Jorge Drexler)
http://www.youtube.com/results?search_query=soledad+jorge+drexler&search_type=&aq=0
el río de los sueños
Pero nunca llegué a bañarme en el río contigo, ni a retomar mi forma humana para pasar los días, lluvias y nieblas enrollada en tus hombros de gigante enamorado. No sé bien qué pasó por el camino pero desde luego no pude llegar al agua. Así que terminé siendo el torrente espontáneo y casual que te zarandea cada primavera sin guitarra.
Hoy escribí eso en el taller de escritura creativa. El tema era el río de los sueños. Karla se pone muy pastelero a veces, pero como yo también lo soy un poco, no me importa demasiado. Escribo a gusto. Exprimo lo poco que tengo y me siento bien. Es importante sacar la basura afuera y no se me da nada mal expulsar la oscuridad en forma de residuos amontonados en bolsas de plástico no reciclables.
Luego te he visto. Sí que eres un gigante. Sí que soy una gota y un torrente.
24 marzo 2010
la hortelana de la residencia de la alegría opina
Ante todo te doy las gracias por la inspiración. Luego perdonarás que sea una gatita impulsiva y me dejarás ir a casa intacta y virgen. Tienes que saber algo: eres más caballero que la mayoría.
Por mi parte, sigo tras mis pies, dos zancadas por detrás de mi talento. Él se abre camino solo, como las semillas germinan en cualquier lugar a pesar de que nos empeñemos en cuidarlas como a bebés, con una primera base de hierba, tierra y compost del bueno, del que podría hacer si no viviera en un edificio construido en 1848 que no permite que salga la lluvia ni que entre el sol por la ventana. Buen huerto de hongos el que tengo en el cuarto de baño. Quizá me quede a vivir allí definitivamente para ver si me fermentan un poco más las ideas.
Que sí, que soy Afrodita
Necesito el fracaso para sentirme terrenal.
No más triunfos sin pena ni gloria.
Porque quien desea la gloria,
Necesita la pena.
Me nutro de ella,
Asciendo,
Desarrollo raíces,
La mirada de loba,
El corazón de campanilla errante.
Alguna vez he creído ser
La mujer más apasionada de la tierra
Eso era sólo porque no me conocía
Porque no escuchaba el latir
De calma,
El amor paciente.
La compañía de lo yermo
Haciéndose de rogar
Ante la puerta
Blindada y oscura
De la sinagoga de la esquina.
Sé
Que todo llega.
Y cuanto más larga sea la espera
Más la gloria,
Más firme el encuentro.
Todo sucede por algún motivo
Y tú me estás pasando
Directamente por encima.
22 marzo 2010
nea, la exploradora
escribiéndote
y dibujando el resto de ti que no conozco
con palabras que valieran la pena.
Otra emoción más para seguir tirando.
Una que puede ser finita o infinita
depende de cómo se mida el amor
a estas alturas de la película.
Ahora que la trama ya está desarrollada
y comienzo a comunicarme con los personajes
de una forma original
que bien podría rescatarse del mejor argumento
para el mejor de los relatos.
Sé quién soy
aunque a veces no me reconozca.
Podría decidir que basta por hoy,
que basta por todos estos meses de búsqueda
brújula en mano apuntando directamente
a un corazón.
Pero seguiría mintiéndome
porque, en realidad, estoy hecha toda una exploradora
y a las exploradoras no nos gusta
que nos digan “se acabó”.
No señor.
Nos gusta caernos
hasta dos y tres veces
en los mismos agujeros que se ocultan en la acera.
Nos gusta disfrutar de las grutas oscuras,
de las grietas y las nadas.
Abrirnos paso en pantalones,
endulzar los libros de nadie
con las manos de abuelita
que hace galletas los domingos.
Disfrutar del ahora y siempre.
Y hablo por experiencia
pero sobre todo, hablo por fantasía.
Por eso voy a deleitarme un ratito más
con tu presencia indemne y recién horneada
porque acabas de salir de Matrix
para darme una pastilla
de esas rojas que te hacen ver todo
con otra mirada,
y está bien observar el mundo de nuevo
desde la perspectiva de quererte.
amar, leer, vivir
Pero yo tengo ojos de gato
Y tú una sonrisa amable.
Yo siempre ando al acecho
y tú eres tú
el que vive y sueña,
dos en uno,
formas de amor hacia todo.
Hasta hacia mis ojos de gato
y mis ganas de morder el mundo
con colmillos poco amables.
Menos amables que tu sonrisa.
Cualquier verbo terminado en ar, er, ir.
Seríamos felices, seguro,
haciéndolos todos.
Todos los verbos
sólo con las manos.
esta noche es diferente
Y tú eres grande
y mi cama, pequeña,
pero seguro que estaría más cómoda
haciendo un puzzle con tu cuerpo y el mío
que navegando sin problemas
como navego ahora,
entre las sábanas de mi velero nocturno.
No sé dormir sola.
Y me ha faltado el valor para pedirte
que me ayudes esta noche a conciliar el sueño.
Me ha faltado el valor por cobarde,
por prudente,
por derecho.
Porque merezco una oportunidad
para quemar las cerillas
de mi caja de los amantes
con calma y tiento
Porque no sé qué quiero
ni si quiero
o me abandono
a otra pérdida de amanecer,
a otra pérdida.
danza egipcia
soy yo misma en el tejado,
soy yo misma.
Si tus pupilas no se centran
en el límite de esta piel tímida
que es mi contorno
deforme de plástico,
puedo reescribirte
puedo retornar
a los versos tiernos
de “tuya para siempre”,
a pesar de la irrealidad que emanan mis manos
acercándose tristes a las tuyas
en la oscuridad del teatro.
Butaca entre butaca,
sigue el negro entre las uñas.
Si muevo la cadera
con el pañuelo de monedas
acentuando los muslos
y no estás cerca,
sé que bailo para ti
desde lo lejano,
desde el útero solo,
desde la memoria.
Pero abro los párpados
y estás en frente
apareces en mi vida como señuelo en un bosque,
y si tan sólo dijeras “la palabra”,
ya sólo me quedaría seguirte a donde fueras,
ya sólo tras los pasos míos
que son los pasos de los otros.
Ya sólo podría seguirte
si tus besos resultaran ser
tan leves y tan suaves
como las arrugas de tus ojos.
Sólo podría seguirte.
Quizá mejor bailar
sola en el tejado.
Quizá mejor,
entonces,
que no me beses nunca.
09 marzo 2010
la comprometida realidad del falso amor
- El amor es para la gente real.
- Tú pareces real.
- No me gusta la gente real.
- ¿No te gusta?
- La odio. Bebimos algo más, sin hablar mucho. Seguía nevando.”
Factotum, Charles Bukowski
Decía Charles Bukowski (o Henry Chinaski. Supongo que llegó un momento que no se sabía quién de los dos era el personaje, quién el escritor y quién la caricatura) que “el amor es para la gente real”.
Si dudo constantemente de que algo sea real y hasta yo misma jugueteo con los alter egos o Chinaskis Girando que me acosan, quizá es que sólo seamos una imaginación andante y entonces, simplemente, deba dejar de preocuparme por el amor. Quizá ahora mismo sólo me importen el sexo y las caricias. No estoy preparada para nadie (que conozca). A ratos el personaje, a ratos la escritora, otros, la caricatura.
¿Existe alguien real? Mejor dicho, ¿existe algo real e inmutable? Todo cambia y ese “TODO” es tan amplio (así, con mayúsculas) que me asusta. Hasta lo inmortal muta con el tiempo, la humedad o la indiferencia.
Y el amor, la cosa más viva que nos rodea y envuelve, pobres humanos, es a su vez la criatura más voluble y cambiante de todos los monstruos que creamos, porque es la de las pulsaciones vitales. El motor del planeta.
Si algo logra cambiar tanto y tan deprisa, sólo puede significar que está tan vivo que pierde su identidad por inercia, que altera su realidad siendo y siendo pensado. Siendo sentido. Significa que es simplemente una percepción momentánea y que su idiosincrasia depende más de quién lo esté mirándolo que de ser en sí. Significa que el amor se nutre de los ojos del amante en el amado aunque éste simplemente esté mirando (absorto) una fantasía.
El amor es lo más falso que existe. Así que supongo que Bukowski tiene razón y es algo que está hecho sólo para la gente real. Sólo ellos pueden tenerlo y conservarlo.
El amor no se posee. Lo que se posee es el esfuerzo. El amor es demasiado complicado para ser real... Lo único verdadero que deja a su paso es la constancia y el compromiso. ¿Acaso hay algo más palpable y real que eso?
06 marzo 2010
té. aloe. óleo. recuerdos.
Asamblea
“Utopía no es una quimera. Utopía es lo que no hay todavía y seria posible que hubiera y es posible que llegue a haberlo, por medio de una practica revolucionaria de la imaginación dialéctica y a pesar de las ideologías reaccionarias” (Alfonso Sastre, 'Imaginación, retórica y utopía')
La democracia participativa es el mejor sistema político a desarrollar en un piso compartido por 5 personas. Su eficacia es indirectamente proporcional al número de individuos que cohabiten en el mismo piso-casa-comuna. A mayor número, mayor esfuerzo.
Entonces, ¿cómo crear un espacio de democracia participativa en un estado?
Primer paso:
No traicionarse
Segundo paso:
Crear una cosmogonía propia
Hoy he estado en una charla en la que ha participado como ponente una de mis compañeras de piso y Nekane Jurado. Ella ha propuesto estos dos pasos para iniciar un verdadero camino hacia el ecosociofeminismo. Yo los estoy cumpliendo con penurias, incoherencias y mucho trabajo personal. Le he preguntado que cuál era el tercero. Parece que vamos a tener que descubrirlo por nosotras mismas.
http://www.herria-abian.org/index.php/albisteak/57-nekane-jurado-ekonomista-seamos-el-cambio-que-queremos
Las diez revelaciones
Esta noche he salido con conocidos desconocidos. Segunda revelación: si sales con alguien que no conoces, probablemente descubrirás sitios nuevos. Así ha sido. Llevo viviendo en Bilbao (a trompicones) prácticamente un año y justo esta noche he estado en tres sitios diferentes en los que jamás había entrado.
Digamos que la noche (corta noche bilbaína, se ve que hace 5 años las cosas eran diferentes pero me ha tocado esta época de calma puritana, ya ves tú…) se ha dividido en 4 partes. La primera, el calentamiento, acompañada de mi gente cercana, la que ya tiene el amor agarrado por los cuernos y que no se preocupa en buscarlo en garitos de mala muerte como yo. (que conste que no procuro dar pena…). La segunda, en la que he ido en busca de ese amor para agarrarlo por los cuernos aunque sea débilmente y sólo por esta noche. La tercera, en la que me he olvidado de esa necesidad y simplemente he disfrutado de lo que tenía delante. La cuarta, en la que me he dado cuenta de que a pesar de todo, la vida es un teatro y yo, una escritora venida a menos (léase actriz frustrada o bailarina sin talento).
Esta noche ha sido como un bálsamo. Un cuento en forma de bella metáfora. Un libro de texto sobre el que explorar el amplio universo de ti y de mi. De todas nosotras danzando como lesbianas, a menudo transexuales, al compás de la vida. (re)brindo por ello.
Tercera revelación: si tienes ojos de gata en celo, asúmelo y sé feliz.
Digamos que mis amigos-compañeros de piso emparejados, esos que tienen el amor cogido por los cuernos y que no se matan en salir ni divertirse fuera de la alcoba (o la suitte, depende de en qué cuarto les toque jugar a clases de francés a altas horas de la madrugada... Sí, detalles de mi piso. Quien no los entienda, que pregunte más sobre mi vida cotidiana o si no, que se la imagine…) se han marchado a casa repentinamente con la litrona sin empezar. Básicamente contaré que ahora mismo, a las 5.12, me encuentro en el salón bebiendo esa misma litrona que ni siquiera han compartido una vez en casa, tan absortos como están en sus indagaciones anatómicas… Por supuesto, brindo por ello con la envidia más sana que pueda tenerse hacia el amor y, especialmente, hacia el amor de los amigos-compañeros de piso.
Así que he decidido, cuando los tórtolos se iban a casa, quedarme para ampliar mi círculo de amistades ya que, después de vivir un tiempo prudente en EuskalHerria puedo afirmar, sin que suena a tópico, que aquí a la gente le cuesta abrirse, desmembrar la cuadrilla de toda la vida y conocer gente nueva. Rompiendo moldes, en la medida de lo posible, he salido con un grupo al que casi no conozco. En las primeras dos horas de poteo (tradición vascuence que consiste en ir de bar en bar bebiendo cerveza mayormente en la calle aunque llueva, cosa habitual) y como no recibía respuesta del baserritarra al que le he echado los trastos en los últimos días, he decidido ampliar mis ojos de gata en celo hacia otros horizontes. Digamos que uno de mis horizontes ya tenía un amanecer apalabrado y que el otro debía madrugar para ir en bicicleta a no sé qué monte cercano. Parece que más cercano y más monte que los dos pechos que podrían haberle abrigado esta velada. Él sabrá. Un punto a mi favor es que tampoco se lo he podido dejar claro. De todas maneras es escocés, así que seguro que no será tan raro como los vascos en cuestiones femeninas...
A partir de ese momento que ha supuesto la tercera parte de la noche, he tenido la cuarta revelación: paciencia. Todo es paciencia. Relájate, bebe y pásalo bien a ser posible con un poco de salsa moviendo tus caderas.
Inmediatamente la quinta revelación hacía su aparición en escena: Manolo García no es salsa. Mierda.
Así que todo ha derivado en un ir y venir de planes rotos y quién sabe cómo hemos terminado en otro garito bilbaíno al que nunca había entrado: El balcón de la Lola. Dios. Vaya sitio.
Nada más entrar me he dado cuenta de que aquello no era un bar. Era un campo de nabos. Y no en el sentido madrileño al que estoy acostumbrada. Cuando he visto las proyecciones del VJ, repletas de glúteos marmóreos y afilados rostros masculinos, no me ha hecho falta echar mano a ningún recurso fiestero para darme cuenta de que aquello era un bar gay en toda regla. Desde entonces, pasando por las barras de stripper como si estuviéramos en una jungla de cristal, hasta el cartel de “Zona peligrosa” marcado con luminosas letras rojas sobre la puerta del baño, todo me ha recordado a los bares de Chueca con osos peludos y movimientos sexys por doquier. En esta cuarta fase nocturna he tenido una conversación marciana de esas que sólo se tienen con extraños en los bares con drogas a horas intempestivas de la noche. Sexta revelación: si entras en un lavabo con desconocidos, seguro que tendrás drogas gratis y que ejercerás gratuitamente de psicóloga improvisada.
Básicamente, he observado como un macizo de 35 años se quitaba la camiseta y me mostraba su espectacular cuerpo mientras recalcaba que era hetero dándome un suculento y casto beso, pese a las circunstacias, en la mejilla, al mismo tiempo que su entrenadora de fitness se fumaba un chino para posteriormente, cuando el cuerpo salió del baño, confesarme su amor prohibido por esos pectorales que ¡dios!, dicho sea de paso, cómo me habría gustado acariciar si la vida fuese una continua película porno desclasificada…
El speed hace hablar hasta a las piedras. A veces, escribir también.
Llegamos a la cuarta parte de la noche. Son las 5.30. Sólo me quedan 6 horas para dar la charla. Espero estar fresca para entonces y ser, al menos, amena y didáctica. (Ruego a las diosas tener esas dos cualidades marcadas a fuego en mis discursos públicos para el resto de mis días).
Tras el encuentro en la tercera fase del baño del balcón de la Lola, y después de ver cómo la monitora de fitness se subía a la plataforma para conquistar al pectorales con un sugerente movimiento de piernas, he decidido despedirme de mi nueva cuadrilla nocturna y dirigirme a casa.
Al regreso he parado en la tienda 24 horas que hay en la ría, la única abierta por la noche en el centro de Bilbao, a comprar una litrona de cerveza para bebérmela en casa sola solita. Cómo no, no ha hecho falta ni abrirla al llegar. Ya he dicho que mis amigos-compañeros de piso, los que tienen el amor cogido por los cuernos, habían dejado la otra abierta y sin terminar en el frigorífico, la misma que ahora me acompaña.
Séptima revelación: en todas partes hay rifeños.
Sólo hablo otros idiomas cuando voy borracha. De hecho soy capaz de comunicarme exitosamente en 4 idiomas y 3 dialectos si me encuentro en estado de embriaguez. Gran estado. A ver cuando encuentra una zona geográfica y se convierte en una nación. Brindo por ello.
El chico que atiende en la tienda 24 horas es marroquí pero no tiene cara de árabe: tiene cara de rifeño. Justo. Los tengo calados. Es de Alhucemas. Hemos estado hablando en rifeño. Ha flipado. No puedo olvidarme de este dialecto. Me encanta. Tengo que seguir practicándolo siempre que vaya borracha. Evidentemente, también brindo por ello.
El camino hacia mi casa es breve, longitudinal, bello. Y mientras lo recorría he escuchado dos conversaciones maravillosas y maravillosamente cortas.
Octava revelación de la noche: si al volver a casa encuentras una pandilla de chonis entre las que se halla una mujer con enanismo, sólo pueden estar hablando de dinero.
Novena revelación: si dos amigas de culos gordos cuarentones se despiden en el portal borrachas y tristes un viernes de madrugada, sólo pueden estar hablando de soledad.
La luna está nublada y decreciente descendente. Décima revelación: los pájaros cantan antes de que podamos oírles.
Qué solita estoy. ¿Debería brindar por ello..? Debería brindar por ello.
03 marzo 2010
robles de papel
jo.
23 febrero 2010
(mano a mano) con Karla (lápiz a lápiz)
15 DE ENERO
TOMANDO CAFÉ CON EL CAOS
Llegó justo cuando estaba terminando el pincho de tortilla. Fuera nevaba. Aunque era una nieve débil, de esas que en las ciudades costeras nunca llega a cuajar en la calle, algunos copos de aguanieve triste se le habían quedado bailando entre los rizos. Caos, se llamaba. Al menos en la red. Así le conocíamos los asiduos de aquel chat de "asociales intrépidos", como nos gustaba llamarnos. Se pidió un ron con limón natural recién exprimido y yo un café. El primer café con el Caos. Así parecía que iba a llamarse la tarde, el prólogo de lo que en aquel momento quise que fuera el inicio de una gran historia.
HAIKUS OCCIDENTALES
TIRADA EN LA CARRETERA
Tirada en la carretera
quién sabe si el asfalto,
la pintura o yo.
VIERNES 29 DE ENERO
PUZZLE
Puzzle. Es la piel o su contorno.
Cómo recortar el alma a pedazos que encajen en cualquier cuerpo.
Quiero meterme dentro del tuyo. Ser pieza móvil.
Puzzle.
Con pelos, con uñas, todo aquello que sobre y crezca.
Pedacitos de lluvia.
Cómo casar esposas sin esclavas.
En la buhardilla de mi vientre, espera.
ES SÓLO UNA PALABRA
"BLANCO"
17 DE FEBRERO
ANZUELO DE LA RAZÓN
Tienes branquias, sangre fría. Eres como un pez entre los muslos.
Y tu boca sin fauces, que sólo sirve para comer purés sin tragarlos (fácil, fácil, todo tan fácil) está atrapada en una suerte de anzuelo triste.
Tu anzuelo de la razón.
Dile al corazón que me eche de menos cuando el tiempo termine de cubrirte las canas de escamas.
SEMBRAR PENSAMIENTOS
Ya no quiero abonar, arar, sembrar, cosechar pensamientos. Sólo recojo palabras sucias de cocina, me peso y soy más ligera que consciente. "Pensar". El acto posterior o postrero de las emociones es para quienes cobran por su materia gris. Yo, sin embargo, pago por sentir. Así que ya no quiero. Ya no deseo deglutirme el corazón para darle palabras a estas sensaciones. Voy a sacar la azada del cajón y quizá me extirpe hoy la tierra de las entrañas...
AMOR ENTRE RUINAS
Y es que apenas tuve el tiempo necesario para arraigar en tus cimientos... ¡Cuánto hormigón perdido!
Pero llegó la magia y sin ni tan siquiera desechar una leve cucharada de gravilla, creó ruinas en mi pecho.
Rocojo los restos con tenedor y cuchillo. Tú tranquilo, que me los comeré sola.
flexiones(re)flexiones(re)flexiones
1) lo importante es la responsabilidad, no la culpa
2) qué estúpido es medir la vida cuenta atrás (en vez de hacia adelante)
Todo esto lo decía alguien que quizá sea yo contando de 50 a 0 desde artekale a ronda. Pasito a pasito, hasta que él se ha marchado.
Me gustan las 7 kalles de Bilbao. Me gusta el crianza, la tarta de chocolate. La buena compañía.