Mi vida viaja en un tren veloz que no retiene los segundos. Los momentos compran sólo billetes de ida, entran en el vagón y desaparecen en cuanto se reanuda la marcha. Son tan inconsistentes que se vuelven humo en los sillones y se escurren por la ventanilla hacia el cielo, perdiendo de vista las vías de mi camino...
Para el pedestal de tu estatua quiero velas
pequeñas luces de no retorno
saciaré el luto
seré viuda eterna en la memoria
-
Perdida entre estatuas de piedra y paja
que pueden venerarse sin heridas
No hay comentarios:
Publicar un comentario