28 octubre 2006

tren

Mi vida viaja en un tren veloz que no retiene los segundos. Los momentos compran sólo billetes de ida, entran en el vagón y desaparecen en cuanto se reanuda la marcha. Son tan inconsistentes que se vuelven humo en los sillones y se escurren por la ventanilla hacia el cielo, perdiendo de vista las vías de mi camino...

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Para el pedestal de tu estatua quiero velas
pequeñas luces de no retorno
lloraré la pérdida
saciaré el luto
seré viuda eterna en la memoria
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Perdida entre estatuas de piedra y paja
que pueden venerarse sin heridas

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