El símil de la vida y la baraja me resulta tan insultantemente cierto a veces... la metáfora perfecta para definir el recorrido de la suerte con carteles luminosos. La vida es o bien como una caja de bombones o bien como una partida de cartas. Pueden elegir ustedes la comparación que prefieran, pero yo me quedo con el sinsabor implícito de estas últimas, porque, al fin y al cabo, siempre puedes elegir otro bombón de la caja pero nunca puedes cambiar las cartas obtenidas por azar. En la primera metáfora hay opción, hay libertad para elegir; en la segunda, no. A partir de aquí todo depende de si eres buen jugador. No hay posibilidad de cambio.
Yo ya no sé si es que tengo suerte, si es que soy muy optimista o, simplemente, resulta que soy buena jugadora...
Yo ya no sé si es que tengo suerte, si es que soy muy optimista o, simplemente, resulta que soy buena jugadora...
No hay comentarios:
Publicar un comentario