Es curioso como la vida puede a veces darse la vuelta y descubrirte con la boca abierta ante la rapidez del devenir. Hoy he sido verdugo y víctima en dos camas. He vivido en mi boca el sabor agridulce-desencanto de ser creación y autora.
Él me ata al somier y él me quiere dejar libre, pero ninguno de los dos sabe ser el otro a tiempo. Ninguno me deshace como hielo en plato, lista para ser comida de hienas. Y, mientras, yo soy verdugo y víctima llorando en ambos papeles. Como en una película sin presupuesto en la que debo estirarme para abarcar todo el reparto.
Camas vacías con dos. Ironía del desamor herido y de aquel "posible futuro" que no se sabe si llegará. Pero no me puedo quitar de la cabeza sus ojos de agua. Y mucho menos enterrar el pasado.
Él me ata al somier y él me quiere dejar libre, pero ninguno de los dos sabe ser el otro a tiempo. Ninguno me deshace como hielo en plato, lista para ser comida de hienas. Y, mientras, yo soy verdugo y víctima llorando en ambos papeles. Como en una película sin presupuesto en la que debo estirarme para abarcar todo el reparto.
Camas vacías con dos. Ironía del desamor herido y de aquel "posible futuro" que no se sabe si llegará. Pero no me puedo quitar de la cabeza sus ojos de agua. Y mucho menos enterrar el pasado.
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