quién me dice que no soy aguamarina que renace
en la crisálida de blancos o mi retina al mirarte
como ausente
y al sentirte, latente
desde las diagonales y paralelas calles
que me trazas al cuadrado
envolviéndome entera
toda yo descalza
como si mi ser fuese un círculo de vías
y callejones errantes
en los que hubieras vivido siempre
aquí,
en el barrio de los inconformistas
(que algunos zonzos llamaran mendigos)
pidiendo,
pidiendo emociones
ahora,
en la glorieta de mi ombligo
y tú con el código de circulación en mano
recorriéndome sin prisa
yema a yema
las paradas de autobús
y plazas solas
que anegan mi espacio
en este asfalto de piel que suda
quién me dice que no soy súper heroína
paseando en tu azotea
sin que nadie percate mi presencia
bailando en brillo con traje de cuero negro
y dos ojos relucientes en la noche de gata
quién me dice
si puedo ser quien sea
una lakshmi de cien brazos
como vidas
para vivir contigo
o evocar los mordiscos de aire que me das
en cada verdad y cada beso
en cada señal que escapa del cemento
para guiarme como plastilina por tu centro
de volumen sagrado
quién me dice qué es el miedo
sino el titubeo de los golpes
que no tienen porqué darse
cómo descender
sin llegar a tocar el suelo
que me digan
que me digan cómo
me gustan las torretas...
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de libros y cuadernos, periódicos suplementos. os voy a decir, os voy a
hablar de la torreta de mi cama UN LIBRO La inmensa soledad de Frederic
Pajak, n...
Hace 5 semanas
3 comentarios:
qué bonito
que poderoso María! es un poema verdaderamente precioso... me resuena en el interior... con el sincrónico "tu tum" del corazón
oooh! gracias...
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