27 agosto 2009

el gran mordisco

"Me fascinan las cosas de los dientes. La boca es el lugar de las palabras, el lugar de lo más evolucionado del pensamiento. Y dentro de un instrumento tan civilizado están los dientes, que son tan brutales y tan salvajes".
(Lucrecia Martel)


Esta tarde me he quedado totalmente dormida en la tarba y he tenido un sueño bastante desagradable. Como suele pasar con los sueños complejos y escurridizos, ahora no recuerdo bien qué sucedía, con quién estaba o porque llegué a esa escalera de incendios al más puro estilo newyorkino. Había una persecución de por medio, algo muy común en mis sueños, pero esta vez, no era yo la perseguida sino la encargada de desvelar la identidad de un misterioso chico en una fotografía. Un chico que conocí hace unos años y al que hace otros tantos que no veo. Realmente no entiendo por qué ha aparecido esta persona en mi subconsciente. Puede que sea porque aunque cuando nos conocimos parecía que había algo especial entre los dos, en realidad jamás llegó a suceder nada, o bien porque ambos compartimos el mismo apellido. Quién sabe. Con las cosas de los sueños es difícil dar algo por sentado. De todas formas, aunque este tío haya sido el protagonista de mi película onírica de la siesta, no es la clave central de la movida. A ver. Resulta que me encontraba en el piso de un fotógrafo-detective que vivía en el mismo edificio que yo. Como ya he dicho, un edificio con escalera de incendios hollywoodiense de varios pisos, muy fashion todo. El caso es que estaba con una especie de compañero de piso, cuya cara no recuerdo, que me hacía el favor de acompañarme a casa del fotógrafo en cuestión a reconocer un rostro en una fotografía. En ella aparecía la calle de una ciudad grande y cosmopolita, y en medio de la gente destacaba un chaval moreno con perfil exótico como si fuera una especie de indio nativo americano. Era el chico este, Javi se llamaba. Había varias fotografías suyas y el fotógrafo me pidió que las revisara varias veces hasta estar segura de que le conocía. Era él, sin duda. De repente, y no sé a santo de qué, parecía que tenía que ayudar al fotógrafo a encontrarle. Ahora viene la parte paranoia del sueño: en cuanto me puse manos a la obra, nada más salir por la puerta de la onírica habitación junto con mi compañero de piso, se me empezaban a caer los dientes. De repente notaba un molesto trocito duro, como una piedra cortante en la boca y descubría que era un diente. Después de ese, comenzaban a caer más trocitos y más rápidamente, hasta que terminaba escupiendo en las manos varios pedazos y perdía en total como 5 muelas y un colmillo. Qué chungo.
Ya es la segunda vez que sueño algo relacionado con los dientes. La primera vez me crecían, ahora los pierdo. Me he puesto a mirar por internet qué significa esto, a pesar de que tengo un amigo muy versado en estos temas que me dice que eso es una tontería porque por internet no tienen ni idea y todos esos libros de significado de sueños son una falacia. Él considera que cada uno tiene que comunicarse individualmente con el sueño para extraer su propia enseñanza. Yo he intentado hacer las dos cosas porque la verdad es que ha sido súper intenso y me he levantado con una sensación muy pesada y extraña como para olvidarla sin más. Según la pérfida opinión del todopoderoso internet, soñar con que se me caen los dientes tiene que ver con que me siento insegura o con la pérdida de un ser querido. En este momento, ambas opciones son más que ciertas. Bien por Google.
Por mi parte, yo creo tiene que ver con la búsqueda de siempre. Con mi búsqueda y sus obstáculos. Suelo soñar con que busco algo o a alguien o bien que me persiguen, persiguen, persiguen… Es un agobio, la verdad. Y es que últimamente mi búsqueda está siendo muy intensa y por momentos, sin sentido, por no empezar a hablar de los obstáculos. Según el sueño busco algo que conozco superficialmente (como puede ser Javi, un chico con el que apenas quedé un par de veces para echar unas cañas), pero no tengo dientes para iniciar la expedición. No sé cómo hacerlo. Bueno, nadie nace enseñado. A pesar de las lecturas negativas que se le puedan hacer a esta fantasía hay algo que tengo claro y es que siempre hay que ser optimista. A veces las cosas no nos van tan bien como nos gustaría, pero yo al menos no puedo quejarme de nada. Que se caigan los dientes si quieren. Habrá que seguir comiendo, ¿no?. A lo mejor me hago vampiro y se me quita definitivamente el problema...

3 comentarios:

Samu dijo...

Me han gustado mucho tus tres nuevos poemas y los dos textos en los que compartes un poquito de ti con nosotros.

¡¡Que mrche todo bien en tu aventura!!

:)

Margarita Franco Sanagustín dijo...

Qué bueno poderte leer de nuevo¡ Bonitos poemas y para tu sueño te diré que la interpretación tópica de los sueños con caidas de dientes es el deseo sexual.
Vive tu tiempo, eres la protagonista.
Besos.

GiraLima dijo...

he vuelto a soñarlo... qué asco lo de los dientes