Muerde el polvo. Ya había olvidado el olor ajeno que el sexo vacío impregna en las sábanas. El sabor del tacto novel se había adormilado en el cuarto oscuro de los castigos y durante un tiempo creyó totalmente desterrada de su vida la caricia que no aprende; la que tampoco exige. Sin embargo, aquella mañana, bajo el despertar tembloroso del abrazo virgen, sintió de nuevo el orgasmo anónimo sobre muslos extraños y prometió no creerse nunca más estatua en el camino. Minutos más tarde, mientras cavilaba bajo el agua de la ducha, no podía evitar sonreír ante su propio cuento. Caemos en la trampa de lo inevitable como gotas en un lago, predestinados a licuar los pecados una vez cometidos, a fundir nuestros capítulos en un solo libro apestando a coherencia...
me gustan las torretas...
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de libros y cuadernos, periódicos suplementos. os voy a decir, os voy a
hablar de la torreta de mi cama UN LIBRO La inmensa soledad de Frederic
Pajak, n...
Hace 5 semanas
3 comentarios:
vaya, qué comentario más feo. Mira que recibo pocos comentarios, y encima tengo que recibir uno así de feo de alguien que ni siquiera entiende la máscara de la ficción. Qué poca imaginación hay por el mundo. Y qué poco sexo, aunque sea ajeno, vacío, novel virgen y anónimo, que no desagradable, por cierto.
vaya, todo esto me recuerda a algo que escribí hace un tiempo.
...hacía rato que estaba entre bambalinas, viendo pasar la vida y las vidas de los demás, donde mi única preocupación despreocupada era caminar con el corazón metido en un saco, usándolo solamente para la función básica de bombear sangre al resto de mi cuerpo, sin mostrar nada a nadie y volviendo la vista a otro lado cuando alguien intento tocar algo mas que mi piel. Detrás de ese telón y con la suficiente experiencia acumulada te sientes tan seguro, que puedes hacer malabares con granadas o caminar sobre el alambre con los ojos cerrados. Es jugar sin apostar; da igual las cartas que tengas. Nada ganas y nada pierdes. Solo cuerpos pasajeros como estrellas fugaces, sin nombre, sin pasado ni futuro. Solo vidas anónimas de una noche.
No me gusto demasiado cuando lo escribí, y lo guardé en un cajón sin fondo.
Lo que para ojos de uno resulta un sin sentido, un calimotoso insulto, un artefacto, para otros nos resulta una explosion de sensaciones digna de ser leida reiterativamente para capturar en cada letra la esencia de los sentidos
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