05 junio 2007

estoy megalcohólica


Retornar a la melancolía siempre es dulce. El camino de vuelta se hace cada vez más familiar mientras la sensación de nube se apodera del espíritu. Pero la dulzura que transmite la melancolía no sabe a caramelo. Es una dulzura espesa y se agarra al estómago con fuerza. Su poder es tan intenso, que anega el paladar y prohíbe otros sabores mientras permanece en él. Qué camino tan interesante el recorrerse a una misma. Camino de ida y vuelta.


me gusta bajar al Hades de puntillas para prenderme en los ojos una fugaz mecha de pena
después robar la cama, ser princesa de sólo un cuento, abrirme a las dudas con rabia
y pasear por las ventanas que acecho, asomándome al balcón del deseo como quien mira el mar en un cuadro,
sentirme pequeña de regaliz cada vez que pierdo la mirada en las vías...
me gusta aprenderme de memoria el ciclo imperfecto, aquel en el que siempre termino herida y el mismo en el que hiero
matando, inocente, corazones con las manos
y saberme errante camino al Hades
con un puñal de melancolía arañando el pecho

No hay comentarios: