Cuando renazco sin remolques, sin reproches al doblar la esquina ni palmada tibia en la espalda, soy más yo que nunca. Lanzo al aire que queda atrás los “qué más da” del pasado, porque ya no hay pasillos sin fin en mi horizonte, porque cada año, una baldosa amarilla más con qué amueblar mi mente, mi equilibrio inconstante.
Pequeños pasos en la abadía de mis universos y zancadas zurdas me llevan a tientas a tentar a solas, con sílabas encadenadas a la luz de vela y bandera huérfana de cráneos. Un pirata menos en la costa de la muerte, que mío es el timón y la suerte de tener un rumbo que perseguir a ciegas. Tacho firme un paso menos a gatas, y estampo la firma con sonrisa tenue, borrosa en vertederos de la prisa que mata, en ganas desatadas como borracho por autopista y en este palpitar que no cesa como rayo.
Caliento motores para navegar a la deriva por este instinto títere del porro, cadáver exquisito que ha olvidado qué es ser libre, que recuerda que si alguna vez probó libertad de tinta no fueron teclas en vano. Comienzo a rodar cuesta abajo en la bicicleta sin frenos, en la infancia calle abajo cicatriz en la rodilla. Y voy esquivando piedras, palabras, imposibles y derrotas, los compases que no saben hacer círculos, la torpe elipsis en constelaciones tardías. Alineo las estrellas para cauterizar heridas, pidiéndole un favor al Reloj de Arena, Señor del Tiempo, que me entreviste sin prisa a los 10 y dentro de 10 años. ¿Cómo reconocer lo diferente de uno mismo sin perderse en sí? ¿Cómo aunar tiempos verbales que sólo quieren conjugarse solos? Una brújula pido, que quiero entender completamente la esfera de esta tercera dimensión del corazón que me sacude, el negro parpadeo palpitando en el túnel y esta tenia diva del tedio que engulle días como gotas.
Pequeños pasos en la abadía de mis universos y zancadas zurdas me llevan a tientas a tentar a solas, con sílabas encadenadas a la luz de vela y bandera huérfana de cráneos. Un pirata menos en la costa de la muerte, que mío es el timón y la suerte de tener un rumbo que perseguir a ciegas. Tacho firme un paso menos a gatas, y estampo la firma con sonrisa tenue, borrosa en vertederos de la prisa que mata, en ganas desatadas como borracho por autopista y en este palpitar que no cesa como rayo.
Caliento motores para navegar a la deriva por este instinto títere del porro, cadáver exquisito que ha olvidado qué es ser libre, que recuerda que si alguna vez probó libertad de tinta no fueron teclas en vano. Comienzo a rodar cuesta abajo en la bicicleta sin frenos, en la infancia calle abajo cicatriz en la rodilla. Y voy esquivando piedras, palabras, imposibles y derrotas, los compases que no saben hacer círculos, la torpe elipsis en constelaciones tardías. Alineo las estrellas para cauterizar heridas, pidiéndole un favor al Reloj de Arena, Señor del Tiempo, que me entreviste sin prisa a los 10 y dentro de 10 años. ¿Cómo reconocer lo diferente de uno mismo sin perderse en sí? ¿Cómo aunar tiempos verbales que sólo quieren conjugarse solos? Una brújula pido, que quiero entender completamente la esfera de esta tercera dimensión del corazón que me sacude, el negro parpadeo palpitando en el túnel y esta tenia diva del tedio que engulle días como gotas.
3 comentarios:
jeje, muy bueno merijean.
greetings from the north!!
era tan fea que en vez de menstruación tenía monstruación!! jajaja. quiénes son estos? a ver si vamos a algún concierto de ellos uk? jeje
Besicos a los dos blogeros
que gran prosa :)
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