La obsesión por hablar de las cosas
y de las ideas de las cosas
y de todo lo creado por los hombres
nacidos en la tierra.
Ponerle voz a lo eterno.
Una voz con corazón
que no se quede fría
perdiendo el calor
tras la contemplación experta
del té en la taza azul.
Todos los días
lloran
las cosas sin voz
porque el corazón les duele.
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