Fui más yo cuando tú eras bruma
Ahora que me inundas, soy testimonio
Busco una huella dactilar
que me recuerde el nacimientos de los
cisnes.
El día en que el pico agrietó la
cáscara
todo lo blanco, lo vacío, toda la
pureza.
Fui más yo cuando el mundo te
alumbraba
Tu cabeza se abría paso en los muslos
del temblor
y salías, rojo y débil
a morderme de puntillas el pecho
rebuscar en los diarios,
tentarme con el brillo.
Fui más yo que ésta que soy ahora
un amasijo de ardor
intentando devolver al útero
un amor ya crecido.
No se puede empujar las voluntades
cambiarlas de lugar,
mudarlas a cuerpos menos blandos.
No se puede revertir la mitosis
exigirle a este corazón que se vuelva
piedra,
o la mezcla originaria de cuando fui más
yo
y tu súbita llegada al mundo
apenas significaba nada.
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