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completa
Sí,
También recorro el mar de mis bolsillos sin sentir peso esclavo
y me lío la bufanda al cuello con lenta virtud.
Sí,
También me lanzo a la palestra con empuje de voz cercana
y soy gota colmando bañera rasa,
untando suave el cielo con lejano aceite de argán.
Anodina extranjera en distante playa de guijarros
vertiendo sonrisas a un mundo mudo.
Peatón que se paró a saber con quién en mitad de un mapa robado:
el de los miradores que debo recorrer para observarme desde todos los frentes.
Para verme como enemigo y aliado en esta guerra
que financia en exclusiva mi tarjeta de crédito.
Tener el fuego en una mano pero el viento en la contraria.
El equilibrio entre lo extrañamente humano y la misericordia de lo efímero.
Poder calmar nuestro dolor con la cura del calor del cuerpo.
Mano sobre espalda, desandar en el camino.
Sí,
También recurro a lo banal para cercar el pálpito en el pecho,
tolerar más con menos a tragos de paz envasada
Y comer carpe diem siempre al despertar,
del mismo modo que tecleo mis sueños al acostarme cada noche,
como buena secretaria de la conciencia.
Hojas de hierba en el almuerzo para soportar el mal de altura.
Mastica tu feminidad sobre la rumiante inconsistencia de los hombres
Prepárate en delirio para el aquelarre nocturno,
pléyade de brujas buenas,
de escobas de alegría.
Sé siempre Bienvenida a tu propio Yang perpetuo.
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