21 octubre 2010

Isobara

Tengo un cuerpo de desierto duro. El tuyo es cuerpo de prado y sombra herbal. Mis fronteras están custodiadas por huestes sarracenas con sable y pandereta. Las tuyas las protegen brotes tiernos, sábanas de algodón. Cuando llueve tu humedad sobre mi, me dreno entera. Cuando hago que sople el siroco entre tus piernas sólo consigo llenarte de arena y huellas de pequeños animales. Somos continentes opuestos unidos por isobaras ficticias. Metal del clima alquilando una habitación propia.

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