Hubo un mar muerto de palabras que no supe leer.
Ahí quedó todo: flotando en la superficie.
Las olas lamían queriendo más cajas de Pandora,
más Ícaros inmolados
y yo y mi ilegibilidad danzando en la cubierta del ópalo.
Yo y tu dermis, nariz triangular o impás en la plegaria.
Yo y tu esfinge.
Que el tiempo ni el pálpito saben inocularte trasiego.
Trabajo descalza sobre tu vientre irregular.
Para seguridades ya tengo tu rostro.
No amar en tu idioma es lo mismo que buscarme entre líneas.
¿PERO TÚ QUÉ ME CUENTAS?
-
Y la ratita presumida al gato le preguntó:
- ¿Por las noches qué harás?
El gato bostezó y respondió:
Por la mañana pereza y por la tarde un pernod.
Por la...
Hace 6 días
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