27 enero 2008

la parra

para qué buscar metáfora de la soledad
si como mejor sabe es devorándola en silencio
sentada en las raíces de esta parra verde en la que me he subido
cuyas hojas se convierten en espuma cuando las toco
se disuelven en el aire y huyen veloz timidez
del mismo modo que huye mi mirada ante tus ojos de clausura
cómo encontrar cajas donde almacenar todas las horas en vela
para ordenar tu recuerdo en frases no dichas, condones sin usar y besos tontos en el metro
para no olvidarme de tu voz, de tus canciones

lección 1)

"es querer mantener la pureza intacta el error de los viajeros"

y punto final

Vaya mierda

…y te coroné sobre todas las cosas
que por elevarte y nubes huecas descosí hilos de mi propio tiempo
tú que ahora me lanzas al vacío sin escrúpulo ni tiento
no reconoces en el suelo mis pedazos

fuiste príncipe de piel teñida
caballero pálido del sexo
jadeabas conmigo y mi fantasía, sin saberlo,
en tristes lagunas que oculto en la cama

jamás te quise como escudo sino ser tu lanza
la que pudiera desvelarte en sueños para lamer lunares
la herida indeleble bajo el caparazón de héroe,
volverme arcilla en tu mirada de tierra
desafiar, valiente, el hálito del veto

pero me quemé

se despiden de este deseo con soga, abatidas,
las cenizas de tu fuego

22 enero 2008

Todo p'alante


Hoy me he soltado por primera vez con el monociclo en la Casa de Campo. Todo gracias a mi colega Margallo, malabarista profesional (un crack que me deprime en plan "nuncaserécapazdehacereso") y, por supuesto, a la constancia.

Mañana los niños de Comendadoras morderán asquerosamente el polvo, hahaha!

17 enero 2008

Monociclista

últimamente, sobre todo desde que he retornado al paro gracias a la precariedad laboral de la juventud española, tengo mucho tiempo libre. Y, como sucede siempre que se acercan exámenes, me busco una excusa para no estudiar aprovechando la ociosidad. El año pasado me dio por el rolling contact; este, por el monociclo. Hoy ha sido el segundo día que he bajado con él a la calle. Ahora estoy hecha una braguica, llena de agujetas. Pero quería dejar constancia de mis logros desempleados en este, mi abandonado blog. No sé porqué pero las épocas de tormenta emocional siempre van acompañadas de irónica sequía creativa. Es curioso. Primero vivir, luego escribir.
El caso es que para sentirme realizada tras haber perdido el curro, después de firmar el finiquito decidí superar mis miedos. Así que primero me perforé el septum (que duele mucho menos de lo que mi cuerpo, manojo de nervios, creía) y por la tarde me bajé a la plaza de las Comendadoras por primera vez con el monociclo, o esa rueda imposible. Llevaba unos días probando con él por el pasillo de casa. Mi casa, por cierto, tiene un pasillo que da miedo de lo largo que es. Realmente impresiona. Tranquilamente hay 20 metros. Un desfase, vamos. Así que es el sitio ideal para intentar subirse al sillín y empezar a pedalear y esas cosas. Un lujo. Y la mejor forma de valorar ese lujo, ese emplazamiento perfecto con dos paredes quitamiedos, era irse a la calle con la mierda la rueda. Fui. Era el día de superar paranoias, de reafirmación, de me da igual tener que volver a echar currículums, entrevistarme para la SER o lo que caiga! Y eso pasó. Me caí. De culos. Tengo las piernas llenas de moratones que avalan mis esfuerzos.
La plaza de las Comendadoras es el sitio perfecto para empezar. Mucho mejor que el Dos de Mayo. Hay una enorme pared por la que te puedes apoyar mientras te desplazas para no perder el equilibrio así que tienes metros de sobra para aprender. El único problema es que esa es la pared de un colegio y que yo empecé mi primer entrenamiento monociclista justo a la hora en la que salen los niños de la escuela. Tuve que soportar que un corrillo de voces chillonas de 7 años, lideradas por un mocoso con sandwich de pan sin corteza me gritarán con el mítico soniquete infantil "no sabe, no sabe!" durante un buen rato. Luego comenzaron a divertirse pegándose los unos a los otros y me dejaron en paz. No valió que les propusiera, con toda la pedagogía de la que era capaz de proponer, que me animaran. A ellos les daba igual. Sólo querían sangre. El líder del sandwich advirtió que él de mayor aprendería a montarlo. Espero que se le de mejor que a mi. De momento, hoy ha sido mi segundo día en Comendadoras y he dado 6 pedaladas sin apoyarme. Si mañana doy 7, soy dios. Mientras tanto, sólo una joven en paro más a las puertas de la dorada licenciatura. Al menos hoy casi no había niños en la plaza cuando he ido por la mañana... Tengo que empezar a controlar los horarios escolares.