15 octubre 2009

universo vs miniverso

Me gusta tanto esta sensación.
El pesar de los brazos,
la lentitud de las extremidades
como bailarinas
sobre los tendones del cuerpo.

Es mi mente el bastión,
el centinela firme que me mantiene alerta
sabiendo que estoy viva,
que deseo explorar
y exploro
con calma y maduro hervor de ideas,
las emociones que rigen mi carne.

Floto.

Cada vez más y más, floto.
Pero cada vez soy más densa.
Me extiendo y expando
al tiempo que condenso,
preparando cual semilla,
un grito que explote
nada más llegar a la fase REM

A Gioconda Belli

Descubrir una voz que habla por ti no es una cosa que suceda todos los días.
Descubrir que existe algo que te emociona tan adentro que piensas que el interior es parte de la piel, no ocurre tan a menudo.
De vez en cuando la empatía o la capacidad de sentir a ciegas, por no hablar de otros sentidos, se desbordan como cauce de torrente estival regresando a su camino natural a borbotones.
Te ahoga la sensación de frescor.
Glups.
Qué placer beber agua
creyendo no tener sed.

abracadabra

Sigue el camino de baldosas amarillas
y si no, te las inventas.
Así de fácil Dorothy, hija.
Búscate un poco la vida tú que puedes,
tú que eres la protagonista.
Si fueras la bruja del Este todo sería distinto.
Incluso si sólo fueras Totó en celo, las cosas cambiarían radicalmente.
Pero eres mona,
joven,
blanca,
europea.

Sigue el camino de baldosas amarillas.
Sabes donde está el sendero a casa.

Llevas los zapatos rojos, chica,
no te engañes a ti misma con que no sabes por dónde seguir.

Y de paso, sé feliz en el camino.

Te gustan los leones,
no le haces ascos a los robots
y sabes que,
en el fondo,
encontrarás un espantapájaros
ahuyentando el miedo en los maizales
que te inunden el destino.

¡Corre!
¿A qué estás esperando?

12 octubre 2009

Diálogos (sin luz)

Desde que escribo a la luz de una vela, todo se ha vuelto más claro.
Estos son mis diálogos sin luz...

Amante compulsiva


Yo no miento
cuando te digo que eres el chico más guapo del planeta,
que al mirarte se me expande el alma
(como tantas otras veces se me ha expandido)
o que al abrir la puerta de mi casa sólo expulso amor.

Hacia afuera hacia afuera
todo el amor hacia afuera

-canta la mañana a todas horas-

Yo no miento
(quizá exagero, pero mentir no va conmigo)
cuando te digo que no quiero nada serio,
que deseo experimentar la soledad creativa,
aunque después me arrope con tu sudadera
y olisquee los restos de tu piel de tela
sola solita en mi cama de matrimonio.



Declaración de principios



Me gustan las canciones poema
las novelas de película
hablar como un rapero
escribir como una niña.

Me gustan los chicos de todos los colores
los sabores sin prisa
me gusta todo:
así soy de moldeable.

Me gustan las declaraciones de principios
que empiezan y terminan
con la misma palabra.
Como un sí rotundo ante la vida,
como el “no” en la papeleta del voto.

No, no, no
Quizá, quizá, quizá.

Medias tintas,
medias rotas.
Carrera desde el tobillo al muslo.
Y de ahí al cielo.



Dubidubitando

¿Vas a entrar o no?
Porque soy una mujer complicada de por sí así que,
como puedes imaginar,
no me gustan los problemas.

Para quedarte sólo en el umbral
mejor márchate a otra parte.

Mejor da la vuelta,
olvidémoslo todo.
Rindámonos a tiempo
doblando el cuerpo frente a la evidencia:

que el amor a veces es sólo sexo y cariño,
que el amor a veces es estar en el sitio adecuado en el momento preciso
como los besos que gustan,
como las historias que comienzan y terminan con un poema.

Y es que esas son, sin duda, las mejores historias.

Me marcho a casa.
Es la última vez que te lo pido.



Game over the bridge



Hastaelfiltro.

Suena a paja seca
el cigarro aplastado en el cenicero.
Cé más erre más jota.

Puedes encender otro si quieres.
Sí, quiero.

Nunca hay bastante.
“Más vale que sobre que no que falte”,
decían en el paupérrimo antaño.

“Qué tiempos aquellos
los de la avaricia”,
dirán mis nietos.
La presidenta de la tercera república española
sabrá de lo que hablaban sus padres.

¡Más madera!
Para plantar y no quemar.

Ese más hache más tú.
Es igual a vida.

Qué mala soy en matemáticas.
Aunque las letras se sumen
resten
multipliquen
alrededor de mis segundos
como números que obviar
en el tren de la bruja.

Mascarilla
más barata
para disfraz
dedomingo
dedoeterno,

norte tierno,

puño hendido,

barro magno.

Uve más zeta más ubre.

Bebo leche humana:

de mujer, me gusta

de hombre, me mira.
Pé más o más, más...

La tuya me trae de calle.

Y quiero ser nueva
para mostrarte otro camino
casi igual al que mamas.

Los dos bebemos del mismo pezón.
Somos borrachos
pero mi lengua es más larga.

Qué mal lo hago...
casi tanto como tú.

Pero soy digna,
tengo orgullo
y fabrico seda
en una caja de zapatos
sólo en verano
como cualquier buen capullo.

Ay ay!
me gusta tu cima.

Si fuera una mountainbike
me correría en tu piedra
dura y salvaje
como niña sin colegio.

Voy a por agua
glup más sed más traga.
Tráquea fresca del camino.

Quisiera ser la chica de tus sueños
sex más ten más gira.

Calculo que llego.
Un poco más.
Oxida.

Soy de latón.
Latón con pelo.


Ichaurines


Como bien se dice en tu idioma, hoy es un “día nublado”,
o día triste, o como quiera que quieras llamarle,
de todas formas:
hoy es el día de la decisión.

Siempre me gustó ser dramática, o como bien se dice en tu idioma,
“la que se come su corazón”, la sinvergüenza que inventa las reglas
según le convenga.
Y hoy me conviene, vaya si me conviene,
usar el día nublado para decirte adiós,
comerme el corazón
y tirar para adeante como siempre he hecho
con tan buen resultado.

Brillante, tengo un plan brillante.
Adiós corazones.
Adiós nubes.
Todo de una.
Cazadora de pájaros, me dirán por el camino.


Juntas

Aún sigo mirando el reloj en horas capicúa.
Hay algo especial en ser.
Soy, siendo.
Hay algo especial en la palabra.
Y vuelvo a casa sola pero me siento llena.
Vuelvo a casa llena pero no deseo más de lo que tengo en el bolsillo.
Suficiente, digo suficiente.
Cuando vierten vino en mi copa,
cuando me dicen “guapa” por la calle,
cuando creo que ya sé todo de la vida,
cuando renazco como mosca en verano.
24 horas de aire y engullo tu veneno.
Aprendí a escupir el mío.
Sí, soy inmune.
Ya no confio en el instante
aunque mantenga la fe.
Fe de erratas.
Rata polizón en la cubierta del velero.
¿Dónde sopla en viento?,
“allá donde pesquen vida”.
Quitaré la espina tal vez,
quitaré mi espina.
Esa que mantiene erguida
el dorso del momento.
Erección perenne
la que me invita
a tomar copas contigo
y ser mi mejor amiga.
Tengo un bicho dentro
que pica y se rasca solo.
Tengo la solución
en el mismo paquete 2x1.
Líneas cortas.
Punto y seguido.
Aún sigo mirando el reloj en horas capicúa.
Aún me gusta hurgar en la nariz
sin pensar en lo pendiente.
Y olvidar el “mañana y allí”,
como me follo el “aquí y ahora”.
Mira,
Son las 03.30 y estás preciosa.
Da igual qué escribas.
Lo que importa es cómo lo leas.
Si quieres, lo hacemos en voz alta.
Juntitas. Con diminutivos tontos y a la vez.
Una,
dos
y
tres.



La casa del sol


Carreras de caracoles.
Todas dejan rastro.

Quiero la paciencia,
la meta,
la saliva.

Quiero los harapos,
el lujo,
soñar viva.

Con la casa a cuestas.
Paredes vivalvas
que se abren y se cierran
al compás del mar cantando.

Caracol bajo la lluvia
comiendo barro.

Que no se pierda el rastro
que deja en el camino.

Porque retornar a la fuente
siempre será la meta.
La meta de aquel que no olvida lo vivido.

Moluscos pensando
se bañan al sol de mi piel que suda.



Insoportable este limbo

La necesidad no es amor.
La dependencia no es amor.
El miedo no es amor

La rabia no es amor.
La inseguridad tampoco
ni es amor lo incompleto,

Pero yo te quiero.

Y que nadie me diga
que mi dependencia,
mi necesidad,
mi rabia,
mi inseguridad,
mi alma incompleta
no está hambrienta de ti
porque mentirá tanto como yo
cuando te digo
“pasemos la vida juntos”.


Limosna vaginal

Pero si ya ves, cabrón
cómo no te pido nada
cómo permanece la calle desierta
y aún con todo continúo constante,
tranquila,
sabiendo que el tiempo pone a cada uno en su sitio
y a ti en mi cama

ya lo ves, comedor del corazón
cómo la noche es el estómago de todo
de mi sexo
de mi lengua
y que sigue la calle vacía y que sigo sin pedirte nada
sólo aquello que quieras darme como limosna sin condón
aquello que predico desde la guardería
y ya después de la universidad
amar amar amar
todo lo que me reste de vida.



Mharía

“Podría”...

Y es que me encanta el condicional.
Es el tiempo verbal de los sueños.
El momento abstracto donde imaginar
que eres otra,
que tu vida son mil vidas,
que quieres y puedes
“o querrías y podrías”,
ser tantas y tan buenas,
la mejor y la más justa.

“Haría”
rimando con “María”.

Me haría la tonta si no tuviera un coño sapientísimo
cubierto de heridas y llagas iluminando
cual llama de cirio erguido,
hasta el último rincón de mi diario.

El presente es tan sabio
que se toma todo el pasado para dar consejos.
El futuro no existe y quien diga lo contrario
sólo puede ser mujer.

El condicional es de los míos.
De los que lo quieren todo.
De las vidas rápidas
soñadas en el tren.

El condicional es la inyección sin espacio,
los hijos deshechos por la regla del mes,
la enfermedad que nunca tuviste
o podrías tener,
como el novio perfecto,
o la operación estética-improbable,
como una puntita más de speed
atravesando el túnel de la fosa nasal,
hasta la decadencia de lo posible.
La decadencia que no llega,
o llegaría,
si no fueramos aún demasiado jóvenes
para dejar de saltar como monas
en este espacio triste
que nos llama diosas del vacío.

Me gustan las tigresas.
Y las rayas pintadas en su piel de tigre vaginal.

Podría
Escribir cosas más cortas.
Esperar que alguien me entienda
o diga, “sí, sé de lo que habla esta chica”,
si no fuera porque no espero nada
ni a nadie que no sea yo
entrando por la puerta con una exclamación
de victora en los labios.
Con un “¡já!, te lo dije”,
directo a mi misma.
Clavado justo en el centro de la diana.

Vámonos,
es hora de filmarnos a oscuras.

Sólo tú sabes dónde estás tocando.
Qué sinfonía extraña,
la de ser hombre y mujer
a la vez en la cama.




Mi diosa soy yo

Sé que tengo algo
mezcla de puro y virginal escondido entre las piernas
algo que huele incluso fuera de mi cuerpo,
que expele un aroma reconocible a simple vista,
un infiltrado que se disfraza mal en la duda de mi cuerpo
en la fiesta con temblores de creer y compartir.

Sé que tengo algo de ancestral
en el lecho de la diosa,
Como el secreto desconocido
que mantiene su esencia
precisamente en la ignorancia

ignorancia bella
bella blancura
blanco maduro
que dure en mi vida

La llamada de la perfección
comienza en el vórtice de la piel
y tú sólo eres una brecha
que me pule en el camino.



Mi moto alpina derapante


Tu polla es mi polla favorita.
Es que aquí, no encuentro otras.
Al menos otras que me apetezca mimar
como es el caso de tu pequeño pene.
Otras que sean discretas y limpias,
qué dos grandes cualidades para una polla
sin hablar del color, del grosor o del tamaño.

Me gustas tú. Pero más me gusta tu juguete de carne,
es la cara oscura que en realidad más me excita de ti.
Más que tu barriga de treintañero
o tu lunar, o tus rizos en el pelo.
Mejor no hablo de tu forma de ser o tu carácter.
Mejor sólo juzgo tu sexo:
Él me gusta. A ti te odio.

¿Sabías que el odio no es el antónimo del amor?
El verdadero antónimo del amor es el asco.

Y cómo me gusta sentir tu polla entre mis piernas
cuando te digo
“olvídame y dejémoslo para mañana”.


Monotema

Terminado el plato
sólo queda limpiar los restos.
Trozos de comida usada.
Voy a exterminar a la familia de bacterias
que vive en el fregadero de mi cocina.
“¿Serán felices?”, se pregunta el trapo.


Mujer de una en una

Al final lo que más agradezco es quedarme sola.
Al principio me da un poco de pena pensar
“joder, es sábado por la noche y aquí estoy yo,
con mi cubata a medias pensando a quién llamar para pasar el rato”.
Pero en realidad lo que más agradezco es quedarme sola
como ahora.
Sola con mi teclado, con mi cubata,
siendo lo que de verdad ansío ser:
libre.


Nar

A veces soy como el fuego:
útil,
básica,
fuente de vida templando el cuerpo.

El fuego.
El elemento indomable
puesto al servicio del hombre
para el placer de los sentidos.

Hermano en una cueva,
invisible en Babilón,
nimio como el que nace al prender una cerilla.

Y es que de imprescindible a banal
sólo hay un paso tuerto.

Cómo distinguir entre
el mono del fumador
buscando mechero en el bolsillo,
entre el carbón latente
que espera la hoguera
o la mecha que se extiende en tu cama
cuando me meto en ella
toda llena de llamas y aroma.

Huele a humo si me tocas.
Después,
sólo serás ceniza.



Pavor

¡Cuántas hogueras de San Juan deberán pasar
para quemar la papeleta que reza miedo de una vez por todas!
“Miedo”.
Es lo que deseo ahuyentar.
Pero por más que lo reescribo sobre la celulosa trémula,
por más que lo releo una y otra vez en voz alta
y le prendo candela como santera cubana en pleno ritual,
no me desligo de su abrazo.
No me lo quito de encima
como si fuera un amante celoso,
como si fuera yo misma y mis celos,
persiguiéndome descalza por toda la ciudad
gritando tras mis pasos:
“ámame y no me dejes nunca”.

Quizá sea eso mismo lo que deba plantearme
y esta vez en serio:
amar para dejar en libertad.


Preñada

No puedo parar.
A veces es tan natural
tan onírico,
tan bello.
Que es mejor dejar de buscar un sentido
y disfrutar,
escribir,
con el silencio interno
como banda sonora.
Dar por sentado
que todo nace del útero
como las palabras de los dedos
nace nace nace
brota brota brota
de lo humano o la semilla

todo crece hacia arriba
como el curso natural del cielo
que llega tan alto que termina por regresar a la tierra.

El hades no deja de ser primo de neptuno
y neptuno sigue creyendo ser padre de zeus
aunque este sólo sea un tío lejano
que sale en las revistas del corazón
diciendo follarse a todas las diosas del olimpo.

Vaya melrous place
que tenemos aquí montado.

Y digo que quizá
sería mejor
ser hippie siempre.
Hacer lo que nos salga del coño
desnudas.

Sin nudos.

Eso es lo que quería decir
y no salía de mi boca.
Que te quiero
a mi lado
por siempre
un ratito.
Que te pongas
un condón
de lana
que hace frío,
cabrón
y creo que no soy
estéril.


Si fuera


Yo sería una de esas viejas que por no soportar la soledad
hablan solas, tienen mil gatos, y beben whisky a palo seco
creyendo creer que es té con limón
mientras observan por detrás de los visillos
la vida que a ellas mismas se les escapa
tras cipreses malditos
y paseos de adolescente al caer la tarde.

Sí. Seguro.Yo sería una de esas si no tuviera a nadie.