27 abril 2009

más sueños


Anoche soñé que me encontraba perdida en la jungla y que entre la maleza hallaba una casa medio derruida. Al cruzar la puerta carcomida me encontraba con un puma blanco entre las ruinas. No era peligroso, pero me rondaba entre curioso y atento. Luego aparecía mi hermano y me iba dando flores arrancadas de raíz que yo iba plantando en macetas sobre los alféizares de piedra rota. También estaba mi gata, pequeña y negra, contrastando con la blancura del puma.

26 abril 2009

amor hacia deltas mayores

Cuando me enamoro me pierdo.

Tenía un mapa grabado conmigo y para mi
pero se volantea con los sentidos,
se arrepiente con verdentiras.

Y ya sólo queda polvo, polvo amarillo
que landea los avernos,
mirando antílocas ruestes en mi mano.

La mano, esa ayudante inerme
de mi quéhacer
o laissez faire
de los ácratas gritando.

La mano.
Quién me dirá que no son golpes,
traqueteo vespertino
el que rompe el cerebro
para sacar con sangre los sueños que me tantean.

Cuando me enamoro me pierdo

Y la energía predispuesta
siempre dulciente,
siempre antitética
que soy sola,
se relampiña contra el cristal.

¡cuántos pedazos para contar
juegan, ahora, entre las piernas!

en otra vida de abundancia

Alguna vez fuimos guerreros tú y yo.
Cabalgamos parejos a ras de los pastos
dominando las mismas bestias,
recogiendo idénticas bayas.

Por eso luchamos con estas armas,
por eso sé dónde está tu herida
y por eso aún hurgas en la mía
como hormiga visceral.

21 abril 2009

surrealistic pillow

Este es el cuento que siempre quise contar:
el de cómo abrir madrigueras,
ser conejo despierto sin café,
y llegar por túneles y calaveras
a la resurrección a tiempo,
tan puntual como se espera.

Porque, a pesar de lo previsto,
de llevar un reloj gigante atado a la muñeca del útero,
llego tarde, tarde a todo
¡ay de los pasadizos,
de esta loca en el intestino imperfecto!

Érase una vez la bebida mágica
y el miedo como ente y apellido
al que invocar para enfrentarse

Ya miro fija-quieta mis pecados
acaricio su espalda.
Soy intuición hirviendo en el algodón del germinar.

De vez en cuando, surge un camino nuevo,
otra puerta de metal bajo la esponja de la rutina.
Si me bifurco, no habrá pesares
venid a mi,
que tanto me atiendo.

Si me hiciera pequeña en vez de grande,
si no leyera bien la etiqueta del envase
antes de bebérmelo (BÉBEME) y pagar la factura,
mi lengua seguiría intacta
porque mordería el músculo de los errores
encontrando así los aciertos
que sin pensar me hacen día a día.

Qué oscuro está todo aquí dentro
y qué luz más intensa atrás y adelante...
Se les llama luciérnagas
a los latidos del ahora.