12 enero 2011

abrirse o cerrarse

Se puede envolver el corazón en papel de regalo para no estrenarlo. Es fácil. Ya sabemos lo que hay dentro. No hace falta rasgar la celulosa para descubrir de nuevo que la sorpresa viene cargada de rencor, miedo, hostilidad y una maravilla llamada celos que, a pesar de que debe tener alguna utilidad, me sigue resultando poco práctica... Envolviendo el Corazón. Se le llama corazón al centro que lo mueve todo. Corazón de manzana, de alcachofa o de niña imprudente. Se puede construir un candado hecho con miel resistente para evitar su uso. Corazón todo caramelo alrededor. Lo que no se puede es evitar la curiosidad a medida que pasa el tiempo. Y es así como llego a romper el papel para comerme la coraza dulzona. Es imposible evitar la impermeabilidad del ser. A fuerza de latir el pálpito termina por colarse en cualquier recoveco. Todos somos corazones y tarde o temprano retrocedemos al instituto para volvernos locos. La buena noticia del periódico del desencanto es que cada vez tardo más tiempo en desenvolver el corazón. No llego al amor con prisas. Pero al final la impulsividad termina por vencer al hastío. Estoy desprotegida y tan cansada que ya no puedo ni recoger guijarros para marcar como pulgarcita espabilada el camino de vuelta a la independencia. Esta vez he tardado 6 meses y, quizá porque se acerca el final, me pongo así de melancólica. Quizá porque hace poco que han sido navidades, rasgo el papel y me regalo a mi misma un corazón henchido y el lametazo pellizcando la pasión. Y tú, ¿cuánto tiempo tardas en enamorarte?

08 enero 2011

vv.aa

me salgo del guión.
no se puede ser diva todo el tiempo.
a veces es mejor dejar de buscar
el vestido de cóctel en el armario,
ponerse el chándal
y remendarse con esparadrapo la boca.

perdí el glamour
en la grasa de la cocina.

me salgo del guión
cuando la espuma del champán
resbala en el escote
y lenta
vuelve pegamento la piel del cuello,
sirve como lubricante
para masajes cotidianos.

fresas en el horno
desayuno con diamantes.

hay cierto olor a podrido
en el reparto de protagonistas
porque ser secundario comienza a parecerme una mejor y más auténtica aventura.

renacimiento alveolar

hay cosas que nunca mueren como la palabra
y hay cosas muertas que parecen vivas como el aire.
entre estas dos realidades de vida y muerte (que son lo mismo)
existimos muchos otros seres, débiles, deambulando
en el fino hilo que divide los incognoscibles planos de conciencia.
somos funambulistas de carne
posibles fusilados cada segundo
muertos en potencia que sonríen
progenitores de gemelos fulminados
por nuestra constante respiración inerte.

06 enero 2011

sinblog sinsentido

se puede escribir sin ordenador. sin usar el blog.

a modo de utopía bohemia, desecho el mundo virtual,

el mundo real

y escribo tan sólo con la mente,

con el latir del corazón.


sin embargo, hoy estaba escribiendo una disertación acerca de la simbología de la cultura y resulta que en realidad opino que para que la cultura adquiera significado debe ser compartida. En caso contrario, no es más que autoayuda.

El arte es común a ambos conceptos, entonces. Porque la poesía que escribo (o que no escribo, o que pongo o dejo de poner en el blog), es sólo para mi, es decir, es pura autoayuda. No sirve para generar conocimiento colectivo, ni aprendizaje emocional de ningún tipo más que para mi misma. Pero creo que es arte.

Supongo que para que algo adquiera sentido tiene que tener un receptor que lo interprete, ¿no es así?

Me recuerda a aquello de que si un árbol cae en mitad del bosque y nadie escucha el crujir de sus ramas, en realidad no ha hecho ruido...

Entonces quedamos en que la cultura tiene sentido y el arte, no. Porque la cultura se explica solamente en un contexto de compartir y de intercambiar interpretaciones y el arte se interpreta a sí mismo. ¿La autoayuda tiene sentido entonces?

¿O es que no me apetece compartir lo que escribo?

¿Por qué hay épocas que publico en el blog, otras que no pongo nada y otras en las que creo que lo más sensato es cerrarlo de una vez por todas?


FELIZ AÑO NUEVO