31 mayo 2008

tierra

Hay enseñanzas que sólo se muestran sobre el camino, como el tropezar dos veces en la misma piedra empuja a aceptar lo real de la gravedad y lo grave de clausurar las puertas del cuerpo. Cerrar los ojos, la boca, oídos, vagina, umbrales de la experiencia de los sentidos que nos remiten a los más ancestrales ritos que pueblan nuestra relación con nosotros y los otros. Hay que estar abierta en el despertar, como se abren las compuertas de mis sueños a través de la presa del descanso.
Renacemos cada mañana aunque sólo sea para perpetuar vacíos.
Hoy estoy tierra.

30 mayo 2008

potencia

Quiero correr en verano como en cualquier otra estación
sobre las hojas intactas de la juventud que irradio
arrasando el flujo de estas vetas verdes
que escupen vida con valor caduco

Transito en el cénit de la memoria
Y en tus bancales prohibidos

Asalto la plantación de la aventura
Como pirata de tierra
Para copiar rastro selecto del brotar
En campo ajeno
Lección diaria del prójimo
Conjurando mi sino

Verano oculto seduce mi vientre
Porque derrito al calor del pecho
Tanto lenguas como heridas

Triste arcano de saberse consumida
Por el ritmo constante del eco de mi arbitrio
Mientras gigantes de piedra juegan a los cisnes
En las pupilas

Soy opaco reflejo de lo sincero
Triturando segundos como estoica en río
Porque es tanto materia como duda
Todo aquello que admiro
Los instantes sagrados recorriendo mi cuello

Verano en bote de inventar cuentos
Con falda plisada de niña buena en patio
Queriendo ser caperucita feliz
Sin lobo habita el bosque
Ni prejuicio fijo

Escucha el rumor de nanas futuras
Acunando la fertilidad de las canciones
Que tarareo con sosegada devoción
Al ritmo del ombligo constante

Gime la matriz de los proyectos
En la nube blanca de mi tejado

Verano en ciernes con escote incluido
Blandiendo las tetas de la ironía
Que me eleva
Y del dilapidar al tiempo
Promesas e ilusiones

28 mayo 2008

titubeo

Terminaré por dejar el folio en blanco
Porque se me agotan las palabras
Y el espacio alrededor de la piel

No puedo describirte

Restaré sensibilidad a los huesos que me soportan
Al crujir de calavera devanándose los sesos marchitos

Partiré a la zaga de todos los fantasmas chinos
Que habitan tu historia
Para anillarlos uno a uno
Y sentirme algo dueña de un argumento
Que se ha escapado de los mitos
Liberando argonautas en la almohada

Limpio de ruido el alrededor
Para escuchar mejor las voces
Adormeciendo todo aquello que no dice nada
A sorbos dulces en hidrias lentas
Que transporto desde el manantial más puro

Se matiza tu sonrisa con el recuerdo
Pero el resto comienza a ser cima en altura
Y mi recorrido, inclinado sendero,
Helecho en respiro

27 mayo 2008

océano párvulo

Estoy digiriéndote

En el cálido cobijo

Como desenredando un ovillo de lana en las rodillas ante el fuego


Lentamente,


Un hilo eterno de señales vivas

Bajo las que siento ser barco

Besando constante el agua

En el que existe y fluye


Porque sanas con dulzura firme

Cuartos vacíos del pasado

Rellenando como niño entre pinceles

Los contornos huecos que me forman


Eres color blanco

Absorbiendo mil colores


Palpa un cuadro de detalles

A través del avatar como simiente

Germinando en brote constante


Píntame de luz estos retales

Los actos que enveneno en palabra hereje

Para descartar la apatía como madre

En la vida que es triste placer en mi cuerpo


Curso a distancia de los sentidos ciertos

Me das tu palabra de creer a ciegas

Y sentir a vientos

Del tic tac que renace y expira

En cada espasmo de mi útero


Se vierten luz y agua en este banquete de sueños

En el remolino de catarata casual

Enredado como espiral en mi cintura

Suave tacto que dirige en círculos

El flotar y el reposo que siento



18 mayo 2008

finito.

te doy otra canción pero te pediría mil perdones
si no fuera simple la excusa de esta pupila errante en colina,
lamentando el declive indigente de tus párpados.

Vistazos que son como arena en mi playa de serie B,
pura fantasía para uso y disfrute del dedo selecto
que tan a menudo te imagina escarbando en mi piel blanda.

lentos parajes son el iris que se desvive en material vacío:
si tú quisieras o quisieses levantarme el ánimo en tus brazos,
porque si el murmullo de miradas forjase espasmos en el cuerpo,
serías el mechero a medio gas que siempre está a mano,
temblando dentro del bolsillo bajo apetito
impaciente

descubre, que en mitad del lecho rodado en mente,
eres lástima bajo las piernas de quien te cabalga
una yo que no soy yo misma,
porque mi verdadero ser vive castigado en tu presencia,
se esconde tras cristales de botella ahumados y tímido cuello desnudo.

Soy trémula bajo tu antojo de realidad a cruel bocado,
el antídoto del enfermo latiendo a leves centímetros del pecho.

me provocas la ansiedad de la cura

y tu energía desprende evasión de lo evidente
para tristeza de mi egoismo de cuentista innata.

saltaría sobre lo aceptable que se derrite en tu lóbulo
colgándome el cartel de loca al instante,
con semejante hazaña ebria.

pero razón razona con mi hábito de ser pasiva ante la vida y los deseos,
la encrucijada que como asceta sin conciencia debato
entre lamidos que te daría
y mordiscos que me debo

seguiré regalando canciones en vela
de valses amargos que ruegan por nosotros
y por todos los pecados que
queriendo cometer,
no cometemos

degustación de tu lengua por fascículos,
a doble beso impío
de mentiras a grandes rasgos
despidiéndose en la esquina

porque el devenir no rebate remolinos,
sigue fluyendo,
a pesar
(del peso)
de las pasiones

16 mayo 2008

om

la capacidad de atención mejora con la práctica
lo intenso de la mirada a través del estímulo inhóspito
que desacelera el apocalipsis de ideas como volcanes

el compás carente de recelo
amargando
a menudo
días súper dulces en asfalto

persigo el deseo como conejo blanco
tragando reloj con prisa,
tramando en su madriguera
una hecatombe de civiles tuertos

quiero dormir y no debo
beber de esta receta de muertos
que no piensan sin manual de instrucciones
cronología de intereses
a pies descalzos

tormenta de primavera,
reluciente silencio que sinergia mi lamento
en compañía de títeres andantes
prendidos de techos sin lámparas
que espían en torrente
la desnudez
plácida
del pecado consumido

atenta
sigue atenta
punto en folio,
espiral en palma,
círculo en frente.

lograrás crear huecos en la mente
de quien rellena su credo con pulso constante
ganando simiente productora sin tiento
de beneficio exangüe
oro hemofílico
y patrón degollado en granero

ya resuenan los rastrillos de mi jardín zen privado

atenta
no te despistes
crea lazos con el instante que te rodea
ahora
mismo

forja realidad con palabras vírgenes
para moldear emoción y bocadillos con que alimentar al mundo
hambruna de paños calientes,
de abrazo gratuito

cada vez que lloro, salpico sueños
tan sólo los bordes de la bañera contienen mi ira
y el huracán de diosa de la guerra
bailando siempre en la garganta

aterro a los viandantes
pero trato de seguir atenta
antena de lo actualizado cada hora
en mi pecera de escama herida

14 mayo 2008

más misterios

El chico permanecía inmóvil en el asiento del metro, escuchándonos parlotear sin parar de pie a su lado. De vez en cuando le miraba de reojo y notaba cómo él, a su vez, dirigía la vista distraídamente hacia nosotras. En la estación de plaza Catalunya se bajaron la chica que se sentaba a su izquierda y el señor de su derecha, así que, muy atento, se desplazó un asiento para que pudiéramos sentarnos juntas. Intercambiamos una mirada de simpatía y le di las gracias. Qué majo. Se levantó antes de llegar a la siguiente parada y justo antes de salir del vagón, me arrojó atropelladamente un cd en las manos dejándome totalmente sorprendida. “Espera!”, le grité. “¿Por qué me das esto?”. Pero ya estaba fuera del tren. Me sonrió a través del cristal y me señaló la salida con una sonrisa triunfal mientras caminaba por el andén. Miré el cd. Estaba metido en una funda de plástico que también contenía algo parecido a la hoja de un libro viejo. La curiosidad me mataba y no podía dejar que ese chico se fuera así por las buenas saliéndose con la suya. ¡Tenía que descifrar el acertijo como fuera! “Eh! Espérame!”, le volví a gritar. Sin pensarlo, agarré la mochila y salí corriendo en su busca dejando a mi amiga con la boca abierta. Me excusé a toda prisa temiendo que las puertas del metro fueran a cerrarse de un momento a otro y comencé a seguirle. Cuando el chico vio que no sólo había salido del vagón sino que además iba a la caza y captura de respuestas, se echó a correr y tuve que acelerar el paso. “¡Espérame, no te vayas!”. Giró la cabeza y me miró: no tenía escapatoria. Así que dio media vuelta, me cogió del brazo e intentó meterme dentro del vagón de nuevo diciéndome, “métete anda, que pierdes el tren!”, como si yo fuera la excéntrica en esa situación. Afortunadamente así fue, porque en ese momento las puertas del metro se cerraron entre nosotros y el curioso encuentro subterráneo echando a perder cualquier excusa.
“¿Por qué me has dado esto?”, le volví a preguntar un tanto nerviosa y llena de curiosidad. “A ver, tía, esto está fuera de protocolo. Esta conversación no tendría que existir”, me miró entre tímido y sorprendido. “Así que esto lo haces a menudo, ¿no? Dar cd’s a extraños en el metro…” Le miré intrigada. Era un chico no muy alto, con el pelo medio rubio cayéndole por la frente, acentuando un poco más su expresión dulce y en cierto sentido, cándida. Miré la parada de metro: Liceu. No sé porqué en seguida me lo imaginé como una especie de músico bohemio. Mirando su mochila raída de cuero podía incluso verla llena de partituras desgastadas. Tenía pinta de tocar el violonchelo o algo por el estilo. Y sobre todo, de ser alguien especial.
Finalmente me explicó que por cada 10 cd’s que grababa, regalaba uno a alguien y le agradecí el haberme escogido y el que hiciera cosas así de diferentes. Me pareció una idea preciosa, la verdad. Él se quitó importancia diciendo que yo sólo era la sexta persona a la que se lo daba. Me preguntó el nombre y no sé a qué o quién le debí recordar que sonrió irónicamente y me espetó impaciente, “¿no habrás nacido el 19 de abril, verdad?”. Como soy una chica sincera por impulso, le dije que no, que nací el 25 de marzo. A lo mejor habría estado bien llevar lo bizarro de la historia a otro nivel diciéndo que sí, que además de llamarme María, también nací el 19 de abril, pero no me salió… Él se llama Roger.
Volvía a recriminarme el que hubiera salido del metro justo cuando el siguiente aparecía silbando en la estación. “Da igual, así hemos tenido esta conversación. Trenes hay muchos más…”, le contesté. Y la verdad es que el tiempo siempre sobra aunque sólo sea durante los dos minutos y medio de espera que separan los metros de Barcelona a hora punta de la tarde. Nos despedimos cuando las puertas volvieron a abrirse. Hasta la próxima, chico de los cd’s.

12 mayo 2008

poesía cuentista (I)

He sido cobaya recién salida del laboratorio
Con las maletas en la puerta mirando ese nuevo mundo
Una calle virgen llena de amapolas y opiáceos naturales
Malversando mis músculos

Me calo el bombín negro con aplomo y piso el cemento.

Las maletas van vacías y cada una lleva dentro un solitario veneno
Dos tarros de púrpura óxido
Que causan, sin embargo, distintas secuelas
Recuerdan a la vida y la muerte dándose la mano
Porque ambos son rayo cósmico en mi pecho
Pero mientras que uno me asesina, el otro me otorga la tregua de la luz

Echo a andar calle abajo
Bombín y esmoquin reluciente
Flotando sobre charol de pajaritas
Mientras,
Los frasquitos de veneno tintinean dentro de las paredes
Acolchadas de las valijas en movimiento

La magia me tiene presa siendo ave esclava del pañuelo rojo
De polvos de hada que respiran suave
Para rendirme culto en el monte de venus

Alquilo una habitación en un motel de poca monta
El papel amarillo que envuelve el crujir de la bombilla
Me regala atmósfera de soledad para sanarme

En pausa saco de las maletas los frascos de veneno morado
Los observo desnuda en la cama de sábanas viejas
Y hago girar los tapones como espiral
Que asciende vapor en serpentina

El olor es tan similar, que me transporta a los mismos prados
De esperanzas
Y la casualidad puede ser tan atroz cuchilla
Que la punta de mi lengua os hirió a los dos en vela
Penando ahora en el caldo de estas pociones

Ganáis en el paraíso del Acaso
Del Elige tu propia aventura
Para sorprenderte en mil finales

Sigo explorando el aroma de los botes.
En el motel todo está tranquilo
Y tan sólo se escucha algún huésped nocturno
Haciendo rechinar la madera del suelo del pasillo
De vuelta al lecho

Humedezco la yema de mi dedo índice con el primer veneno
Y deslizo el aceite narcótico alrededor del ombligo
Al cabo de pocos segundos comienzo a sentir los efectos
Y se declara el estado de sitio en mis venas
Bombas atómicas calcinan mis sangre
Mientras sigo dibujándome el cuerpo con la untuosa pócima
Que me azota
Tan feroz y adictiva, que casi me sepulta en llamas

Por eso no sentí el temblor cuando participé
En la segunda orgía
Y por eso ni el brebaje sanador, el único que abrió puertas
Quedó como héroe de epopeya trasladada

Pero ahora es su resto quien me alimenta la piel
Del querer ser abrazada a medias
Y es su eco el que me recuerda mi sello de guerrera
Cuestionando los días

“No puedo beberme los dos botes aún”, concluyo en delicadeza
Vuelvo a enroscar los tapes
Guardo el veneno en las maletas
Salgo del motel
Y me como la vida como si fuera un sueño

05 mayo 2008

terapia ocupacional

Sólo el ruido del helicóptero me recuerda que realmente estoy en Madrid.

Podría estar en cualquier otra parte cerrando los ojos pero el maldito motor de quién sabe qué helicóptero me impide transportarme más allá de estas fronteras de barrio viejo.

Y podría estar en cualquier otra parte… Con tan sólo imaginarlo y respirar profundamente este aire fresco que incluso parece menos contaminado porque es una de las primeras noches templadas de primavera. Y como sucede siempre que el ciclo de las estaciones empapa la piel tras un año de ausencia, tengo la sensación de paladear en el cuerpo, como iniciada primeriza, la brisa de la noche cálida. Es inevitable recordar cómo pasa el tiempo y con ello evocar otras primaveras y aire fresco en boca que conocieron habitaciones y espacios ahora ajenos.

Debería cerrar los ojos y marcharme. Hay muchos lugares que requieren mi presencia y a los que estoy faltando. Otros lugares a los que debo una visita, por fugaz que sea y cuyo vacío en estos días de ego absoluto abre heridas de culpa en llagas.

Sería un gesto egoísta, pero un bonito gesto al fin y al cabo, aparecer en esos sitios reclamados con tan sólo parpadear. El teletransporte de la buena educación para no romper lazos de relaciones por culpa de la pereza y lo caro de los viajes.

Este puente he preferido quedarme en Madrid perdiendo literalmente el tren hacia un destino que me llamaba de lejos y cuya voz quizá debería haber escuchado. Pero la codicia de la pereza la quebró y terminé por quedarme en la gran urbe. Sin embargo las sorpresas están precisamente para algo y un lazo del pasado, uno que siempre aprieta con la misma dulzura, apareció en forma de bálsamo conocido para curarme un poco por dentro.

La vida no deja de revelarse diariamente como una metáfora tras otra, como encadenando frases envasadas en huevos verdes o apocalípticas imágenes congeladas en el Youtube. Y las opciones están tan vivas que son como peces flagelándonos las manos.

Me alegro de haberme quedado en casa. Supongo que la decisión no de irme al pueblo era bastante egoísta pero gracias a eso he aprendido algo más sobre burbujas del pasado y reconocer que hay méritos que sólo concede el Tiempo. Llega él, intachable como siempre, y me da una porción de Lección de las Cosas. Y yo se lo agradezco.

Tengo que aprender a digerir el egoísmo. Estoy en ello. La humildad también se las trae, rebozada en el estómago. A veces se gana, a veces se pierde. En el amor, en la cola del súper, al reservar un vuelo, usando el último tampón o guardando los cambios en el ordenador. Pero a pesar de sentirse ganador o perdedor lo importante es que siempre se aprende...

Hace una noche preciosa. Quiero tener una silla voladora y darme un paseíto. Ojalá este aire pudiera ser agua. Me lo bebería sin pensarlo. Casi parece que en realidad es agua cuando lo aspiro dando pequeños sorbos y arcoiris limpiando la nariz.

Que lo casual bese casto a lo causal

Para sentirme marioneta a pilas

Que líquido eterno tenga en la sien

Consciente del baile de siete velos