08 julio 2006

Momento solitarios

"Me asustan sus ojos. Me dan miedo. Cuando me mira no puedo ni respirar así que es imposible lo que me estás pidiendo. No soy capaz de acercarme a él para preguntarle siquiera la hora, ¿cómo quieres que vaya ahí, junto a sus ojos, con aire resuelto a pedirle que me invite a un café? ¿Acaso crees que las cosas son así de fáciles? Mira que eres ingenua... ¿Y si me acerco y justo al llegar tropiezo y me caigo sobre él o, peor aún, sobre su caja de pinturas? Seguro que no le hacía nada de gracia levantar los ojos de acero y ver que sus óleos habían sido echados a perder por una torpe como yo... Mírale, ahí sentado, tan tranquilo, sin saber que alguien está aquí tomando un café en esta terraza pensando en el modo de acercarse a su lado y pedirle el nombre. No puedo ir hacia allí sin más rompiendo su silencio. Él está concentrado en su lienzo y sus pinturas y sus atardeceres. Yo en mi café y mi libro. Hablando sola con varias “yos” que me hacen compañía cuando no sé qué quiero y cuando lo sé con creces.
¿Pero cómo pretendes que me acerque así sin más, sin ofrecer nada a cambio, sólo robando tiempo y luz? Me resulta absurdo interrumpirle para dedicarme a balbucear palabras que no llevan a ninguna parte. Si al menos tuviera algo, algún pincel sin usar en el bolso o alguna excusa para acercarme a mirar qué es lo que está pintando... Pero la única excusa que tengo es querer romper momentos para crear nuevos. Mejor le dejo en su momento único. Mejor no me asusto con sus ojos.
Los tiene azules, por cierto. Tan azules que parecen de agua. Son aterradores."

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