18 febrero 2013

Desde la niebla (III)



Si me dan la levedad del ser como algo irrefutable
si todos contra mi hacen sus apuestas
el juego de suma cero se vuelve suma contra el resto
y me quedo sola

Apostaré por mi, que sois todos
por esta especie de símbolo en forma de paloma
que sin ser adventis, ni yuyo, ni topacio
me anida el pecho
y podré gritar -ahora sin miedo pero sí con dudas-
“soy los demás cuanto más soy yo misma”.

¿Qué tenemos que nos separa tanto?
¿Una diferencia de cartílagos, de músculos, de vísceras
quizá alguna otra esdrújula que nos componga
como seres que viven y sienten
pero viven y sienten tan distintos que se creen otros seres?

Si está oscuro
Si no vemos ni nos vemos
¿Acaso no se vuelve más brillante mi llama al lado de la tuya?
¿No alumbras mi ignorancia con la misma voluntad que alumbras tu camino?
Y yo me vuelvo recia en mi debilidad solitaria
tanteo el universo en las yemas de tus dedos
todo lo recorro
todo lo siento
todo lo vivo
saboreando en la piel humana el aroma a hambre
de los saberes del pasado.

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