19 julio 2008

carta

A los que me vieron nacer
Y no supieron cortar el cordón umbilical que me ata a la vida
Les pido perdón por hundirme y ahogarme sola

En la laguna del llanto
A los que me dieron tierra fértil y ausencia infinita
De voz y voto
Quiero regalarles un trocito de mi cielo
De la bondad que anida dentro
Bañándome de blanco las paredes viscerales

Que parece que comulgo cada mañana
Vestida de inocencia con un cirio entre los labios
Que parece que no llego a aislar nunca
Los continentes que desbordo
Cuando pienso en mis padres
Y en cómo los caminos son sólo rayas
en un mapa de carreteras nacionales que reinvento cada día

Como aquellos pasatiempos que alguna vez hicimos juntos de pequeña en vacaciones
De líneas entrelazadas que hay que seguir hasta encontrar la salida correcta
Sobre fibras de papel y tinta

Pero es que
No paro de preguntarme
Si acaso existe alguna
O si todos los escapes y puertas de emergencia son válidos
Y menos da una piedra que perseguir las intuiciones

Todo podría ser más fácil si esas vías de fuga
Pudieran, como en los entretenimientos del suplemento semanal,
Plegarse unas sobre otras
Derramarse para formar alternativas en los pasos
Y poder volver a placer hacia atrás
O al principio de las cosas

Porque me visteis nacer y crecer
Siempre mordiendo el mundo
Y siempre pidiendo con la lengua triturada
De ingrávida ansiedad
Comprended que algunos estamos hechos para no ser nunca
Para reinar en el orbe de las luces
Y todo aquello que no pesa,
Por los siglos de los siglos o todo el espacio vago
Que nos pueda durar una cerveza o dos libros a solas
Por el tiempo como extensión del cuerpo y la cama que siente en paz

Comprended que en el fondo
El hielo no es más que agua en cárcel
Que todas las ramas vienen de la misma raíz
Del mismo modo que la montaña se dirige a una única cima

Porque no podemos sentir la unión
Cuando impera la fotografía inhibida de sonrisas necias

Porque me visteis nacer y ni yo misma sé qué implica eso
Ni si todo fue una farsa, un teatro de hospital
O una pesadilla en plan atraco a mano armada
Que ahora me empuja a aceptar lo bueno, malo y regular
Sin protestar ni decir ni mú
Como si me encontrase permanentemente
Ante el plato de acelgas del comedor del colegio
Balanceando las piernas y mirando al reloj
Hasta que termina la hora del recreo para los demás niños

Dadme una tregua en mis anhelos
Una maza para romper con aplausos
,El frío cemento que tenemos en el salón
Y el glaciar que palpita entre habitaciones

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