Ya sé que mi blog no lo lee casi nadie. Tampoco lo
publicito, ni siquiera a allegados. Es más una forma práctica de guardar poemas
que me gustan en este vaivén vital (pequeñas selecciones aleatorias de toda la
mierda que escribo) que algo que en realidad conserve por ganas o por ego. Por
eso descubrir que en esta semana -al mirar en plan cotilla las estadísticas de Blogger-
he tenido 24 visitas de Rusia me llama la atención.
Imagino que todo se debe a una “confusión-engañabobos” de
internet. Como cuando me llegan comentarios en inglés, visiblemente dirigidos a
un público masculino poco cauto, prometiéndome la mejor noche de sexo de mi
vida. Pero aun con todo no deja de tener cierta gracia. ¿Rusia? ¿Entenderán
acaso los rusos la poesía vaginal? Todo es posible. De todas formas creo que me
quedo con la opción de spam en Blogger para blogeros curiosos como yo pero con 15
años y con pene.
Otra cosa que he visto en las estadísticas y que me ha hecho
gracia es que el post que más visitas recibe es uno que escribí hace ya varios
años sobre las golondrinas …
Muchas veces – esto ya lo he comentado antes- me pregunto
por qué sigo teniendo el blog abierto y por qué lo continúo alimentando con
trozos vomitados de anteayer. Ni siquiera vuelco todo: sólo pedazos. En
ocasiones los resecos, esos que se tarda en quitar más que el resto, que se
tienen que eliminar a conciencia, frotando con un estropajo de metal. La mayor
parte de las veces son simplemente pedazos conyunturales, los que están a mano
cuando tengo ganas, espacio y un ordenador libre con conexión a internet para
poder subirlos, guardarlos, dejar un poco de mi olor en este rincón que huele a
muchas otras cosas. En el fondo, soy una romántica. Quizá los rusos entienden
de eso aunque no entiendan lo que es poesía vaginal ni descifren tan siquiera
uno de mis versos, por mucho que lean fluidamente el alfabeto latino.
Hace poco leí un libro de cuentos de Tolstoi y ahora estoy
con Dostoievski. Ésa podría ser otra explicación. Un tanto retorcida, sí, pero,
¿quién no es retorcido en la inmensidad de la causalidad digital? ¿Acaso las
conjeturas, la conspiración de los símbolos no son elemento indispensable del ensueño
romántico?
En mi mente navego por una carretera. Circulo por ella con la
imaginación a velocidad no permitida. A veces aparece otro personaje en mitad del
camino. Tiene mi cara pero quiere hacerse pasar por una fuerza del orden. Lleva
un traje con insignia y todo. Aunque veo de lejos que la insignia es de gominola y me entra
la risa, al verle tan serio y tan en su papel me da lástima humillarle y le
sigo la corriente. Me grita “¡alto!”, así que yo reduzco la velocidad de mi
alfombra voladora, con la que he recorrido en breves segundos años luz de
tiempo, y me dirijo sutilmente al borde del andén donde me espera sin saber muy bien cómo imponerse. “¿Papeles?”, me pide. Le doy un papelillo OCB azul grisáceo,
de los de liar tabaco, y un tanto turbado me pregunta si soy consciente de la
velocidad a la que voy, que han saltado todas las alarmas, que me relaje, que
no hay nadie delante ni detrás de mí a 500 kilómetros a la redonda y que no
entiende cómo puede ser que en esa circunstancia no me dedique más a disfrutar
del viaje en lugar de poner todo mi presente en peligro. “La imaginación es
poderosa: si dejamos todo en sus manos, puede dar un golpe de estado”, concluye
escolásticamente. Orden, mesura, equilibrio, me aconseja antes de dejarme partir
de nuevo sobre la alfombra planteándome qué hay de cierto en todas mis mentiras.
Enfilo de nuevo el camino y de repente tengo la absoluta
certeza de haber escrito esto antes.
6 comentarios:
no estés tan segura de que no se lee tu blog, pero si es una manera cómoda de archivo. Besos antípodos
Jeje... Por eso pongo "casi nadie". Increíble que todavía sigas paseando por estos lares desde la Esfinge de Gratal.
Beso!
A mi me gusta asomarme de vez en cuando. Saludos María.
Sorpresa. Parece que lo que quedan son vínculos de la ciudad natal. Saludos, David.
yo soy una verdadera anónima y acá estoy, leyéndolo. luche y vuelve.
Giralima! siga girando!
Boavida
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